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sábado, 13 de septiembre de 2025

EMOTIONAL RESCUE: FÉLIX FRANCISCO CASANOVA

 



                                                                                                     Foto de José Bernardo 
(vía Flickr)

Nació en La Palma en el año 1956 y falleció en Tenerife en 1976. Poeta precoz y deslumbrante, escritor y músico, vivió con la urgencia de quien intuye que el tiempo apremia: su poesía respira irreverencia, vitalidad y una frescura que todavía hoy sorprende. Su muerte temprana lo convirtió en mito, pero más allá de la leyenda queda la voz intacta de un autor por descubrir, un secreto de la literatura española que sigue brillando como un relámpago detenido, siempre nuevo para cada lector que lo encuentra. Publicó los libros de poesía “El invernadero” (1973), “Una maleta llena de hojas”, que constituye la segunda parte de “La memoria olvidada” (póstumo, 1980), “Espacio de hipnosis” (1971), “El sumidero” (1972), “Nueve suites y una antisuite” (1972), “Invalido las reglas” (1973) y “Ocioso en los amaneceres” (1973). Con parte de este material, su padre, el poeta Félix Casanova de Ayala, confeccionó tres títulos: “Cuello de botella” (póstumo, 1976), “Estampido del gato acorralado” (póstumo, 1979) y “Los botones de la piel” (póstumo, 1986). Una buena parte de la obra de Félix Francisco Casanova está recogida en el volumen “La memoria olvidada. Poesía, 1973-1976”, publicado por la editorial Hiperión en 1990.



MUERTOS DE BAGATELA

Se murió en el prostíbulo
el triste empleado
de la fábrica de ataúdes.

No entendió la película,
le ganaron al póker,
y le hicieron los cuernos.

Realmente se cree
tan inferior
que tiene miedo
a que su hijo crezca.

En su primera noche de vodka
copuló con un espejo,
y en su primera mañana de muerto
se encontró demasiado cerdo
para volar.

(18-4-75)

 

 

HABITACIÓN 128

 Al final del invierno
te hablé tan rápido
como una armónica de boogie woogie,
y en cuarto oscuro como un sueño
vi moverse tus asustadizos pezones
como peces fuera del agua.
Y te juro por el fantasma de Hendrix
que oí la trompeta de ataque
del Séptimo de Caballería
y un grito siux
que te cruzó el sexo.

(17-4-75)


Bocadillo de pájaros:

 Extraño es el arte
de sufrir: se cultiva
en selvas y ciudades,
el semen negro y espeso
de una cicatriz de nieve.
Desde las plantaciones
al cuarto de alquiler
el mismo humo del sueño
nos excita como un pezón,
el vicio subterráneo
de los solitarios
extendiéndose
como un sangriento polen
en cada beso de raíz a raíz.

Los barcos cargan toneladas de cigarrillos
y las arañas se encienden en los hoteles.

Nadie se está quieto.

Es un asunto muy contagioso

este de la muerte.

 

 CONVERSACIÓN

No quisiera ponerte nerviosa.
Es la primera vez que algo
nos va a separar,
porque es la primera vez
que te produciré auténtico
miedo.
Así que empiezo otra vez:
quiero ponerte nerviosa,
quiero que tiembles
y quiero que aprendas
a hacerme temblar.
Amo a la gente neurótica,
los cuchillos y las guitarras eléctricas.
Soy un hombrecito insano,
el más perfecto de los traidores
porque no tengo causa.
Desconfía de mí,
que se trabe tu lengua
al darme la espalda.
Ése es el primer paso.
Toma conciencia de que mis manos
no sólo sirven para acariciar
y hay muchas palabras
que contigo nunca he usado.
Fíjate en que esto ya no es un poema,
que yo no soy el mismo para ti
desde que empezó este diálogo.
Imagínate sufriendo
toda la eternidad
el aullido del parto.
Suéñate en un coito largo como la vida,
conocer de memoria las lentas variaciones
del rostro durante el orgasmo.
Vivir el placer de los fantasmas,
el placer de las camas que soportan cuerpos y cuerpos
sin diferenciar si eres un vivo o un cadáver.
¿Ya tiemblas?
Quisiera ordenar con lógica
mi discurso,
pero no puedo.
Sólo deseo que te hundas
en mi carne cenagosa,
gritarte desde el infierno:
¡Ayúdame, ayúdame
con tu viejo pelo negro
y tu boca redonda!
¿Me comprendes?
Huelo tu miedo pequeño y frágil
que invade tu conciencia virgen
y los correosos deseos rojizos
que arden en ti y no reconoces.
Mujer desnuda en una doble página
de un libro de arte,
tomada salvajemente por un jíbaro loco,
por un niño dado a luz en un pesebre,
barrida por el aliento sucio
de maridos que emigran en tren de medianoche,
con voz de odio haciendo el amor, de
chorlito dorado americano y de
gato chino del desierto.
Porque el Amor es una enorme trampa
para cazar hormigas y elefantes,
pero la palabra Amor
es como la palabra Dios,
siempre con mayúsculas
para que no se esfume el encanto.
¿He logrado confundirte,
o sólo he conseguido que me beses la frente
y murmures con ternura que estoy enfermo?
Lo cierto es que ya nunca me verás igual,
siempre imaginarás secretos
oscuros encerrados en mí,
¡pero eso es lo que quiero!
Le daré otro giro:
ese amor de llorar en una despedida,
de presentir los próximos gestos
educados y gentilmente eróticos
a que te has habituado,
de gozar con las palabras de agua,
olas mansas que no producen el menor daño,
te aplacan la sed
e impiden que te tortures
más de lo establecido.
Pero yo te susurro
venenoso
que existen
los trenes secretos del corazón,
las huellas en los pasillos de madrugada,
las jeringas jadeando
en encerradas habitaciones,
los pechos azotados por látigos de semen
y los sueños sangrientos…
Porque la Represión es
la más peligrosa caja de Pandora,
porque el dolor oculto
es el arma mejor montada,
porque ser consciente
es vivir siempre junto a la muerte,
delante,
atrás
o en medio como nosotros,
la raza de los agonizantes.
Estoy seguro de que me vas comprendiendo:
hay un millón de sensaciones
que te entran por un ojo
no más levantar el párpado,
el otro espera cerrado
su oportunidad.
Éste es mi último intento:
quiero verte alcohólica
para que me escupas en la boca,
quiero que te sientas
camello, león y niño,
quiero verte en forma de hombre,
quiero que veas en mí
un espejo interminable
y que te arrojes a él
con todas tus fuerzas,
hacia el fondo,
lo hondo
del
fondo…

 

Sssh,
mi amor, no llores más.
Fue tan sólo una broma.
Caminamos por un parque
y llueve
sobre nuestras cabezas unidas.
Es todo maravilloso
¿o no?
… Oye, amor, contesta…
¿O es que te has quedado
muerta?

(20 abril 75)

 

 



ERES UN BUEN MOMENTO PARA MORIRME    (A María José)
 
14 diciembre 1975 (Último poema)

Amaneciendo y anocheciendo
a un mismo tiempo,
cariño ¿no es ésta la forma
en que te gustaría vivir?
En mi cabeza hay un álbum
de fotos amarillentas
y lo voy completando con mis ojos,
con los más leves ruidos,
atrapando olores en el aire
y en cada sueño que sueño.
¿Sabes una cosa, pequeña?
La última página de mi álbum
tiene tu boca lluviosa mordiéndome un labio,
un disco de rock'n'roll
y calcetines de colores.
Mis ojos han sido rápidos,
te he hecho el amor con la ropa puesta
a través de una
larga pajita dorada
mientras cruzabas la calle
con el cabello ardiendo.
Pero ahora son tus pies
quienes dan mis pasos,
¡así que no te equivoques
pues me caería!
Te bebo en cada vaso de agua
que sacia mi sed,
mis palabras son claras como niños pequeños
o espesas como semen empapando cortinas,
pero hoy tengo que inventar
un nuevo idioma
para conversar con tus tiernos maullidos eléctricos
y los gritos de euforia
de la gente que vive en tu cabeza.
Debes saber que a veces
soy como un entierro interminable,
siempre triste y azul
subiendo y bajando
por la misma calle.
Pero otras veces soy un río de risa
corriéndome por toda la ribera,
haciendo el amor a la mar,
una felicidad contagiosa,
un revólver de amor, nena,
y voy a disparar justo a tu corazón
¡bang bang!
¿te di?
Quiero arrollarte, enrollarte y arrullarte,
montaña de aguardiente
y tarde rojiza.
Eres un buen momento para morirme.