Vistas de página en total

Mostrando entradas con la etiqueta XXIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile.. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta XXIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile.. Mostrar todas las entradas

miércoles, 10 de septiembre de 2025

INÉDITO: CARLOS COCIÑA. EL PAISAJE POÉTICO DE LA RUINA

 Estos textos serán leídos en septiembre 26 de 2025, en la lectura de poesía y ensayo "El paisaje poético de la ruina, en el marco de la XXIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile.”



Puentes y pasadizos llagan al lugar hundido bajo una superficie. Túneles de inundación sostienen el casco urbano, armado con paredes de diseño de granos de maíz. Allí el sentir es indispensable entre energías invisibles de lo natural. Juegos de turbinas en silencio, entre algas imperceptibles. Escuchar derrumba los altos techos del miedo. Aun si se fuerza la vista, no se ve la resonancia de ojos que quedan atrás.

Una percepción que no considera el cambio de los elementos, ni relativice la temporalidad, puede producir desastres. Vacilaciones estructurales, obsolescencia tensional, desgaste de materiales, alteran la pulsión contemporánea al control.

 

 

A la casa sobre el arroyo se accede por el radio. Su estructura es un puente entre el abandono y el bosque. Habitada y sola, conserva su materialidad en un otoño extenso, musgo y humedad. Integrada al viento, resuena en insectos y telas transparentes, resquebrajada en el concreto. Se recrea sin interrupción con destellos de ventanas y objetos volátiles.

Un remanso incluye su desaparición en un ciclo de viento. Trazado cuyos límites desbordan la posibilidad de quietud. Un lago que gira en un aire pesado, visto doble para vislumbrar los enigmas de un mar que relincha. Cascos resuenan en olas y corrientes inmoladas en recuerdos.


 

Fueron leídos en agosto 26, 2025, en el ciclo “Voladores de Luces. Conversaciones con la poesía chilena” (Sesión 15) en la ciudad de Valparaíso.

 

 

 

Un objeto recubierto por un material cuya superficie absorbe el 99.965% de la luz visible. La forma pierda volumen y se ve completamente plana. La película que lo cubre está compuesta por millones de nanotubos de carbono tan delgados que la luz rebota infinitamente hasta desaparecer. No es un hoyo negro sino una espacio denso y plano con su curvatura en expansión. La percepción pierde el infinito. Ocurre en la superposición y el entrelazamiento del límite de la profundidad del aire.

 

 

El traductor automático de sonidos no registra matices ni entonaciones. Una extensión plana donde ocurren abismos y cimas que alteran en forma dramática el rumbo. Una vía que elimina el olor y texturas del aire que se respira.

Su versión más avanzada reproduce todas las posibilidades, y las ajusta a una cohesión lógica con un archivo de información elaborado por contigüidad de ciertas marcas preestablecidas. Rompe toda posibilidad de sostener una mínima relación con aquello que pretende describir.

 

 

Tareas pendientes aparecen repentinamente en otro lugar. Ramas secas que aún no caen por su propio peso. Energías que transforman dimensiones desconocidas.

La desaparición de las especies y la dispersión de los materiales establecen un orden, un salto a otro espacio sin moverse.