fotografía de eunice adorno
Cloto
Afuera, en el cóncavo espejo que es Ahora
un fino entretejido se
suspende: alguien
habla de dos, otros de
cifras que son inmensas cantidades.
La ascendencia se pierde en estratos
que no tienen demasiada
importancia.
Se nombran los caminos los pazos los pequeños
jilgueros.
Se camina sonriendo por la empinada cuesta
con las botas sucias del
barro del camino.
Se llenan los carrillos los rojos los
sonrientes
de un aire
que ahí arriba se dice
que es purísimo.
Y se habla de la guerra. Del color de la
guerra.
Y aparecen los muertos, en fila, con el plato
vacío
me preguntan algo que no
entiendo, no entiendo qué me dicen
no entiendo qué hago ahí,
por qué me siguen.
Y yo no sé qué hacer, y ellos tampoco.
De Nada de nadie
Verbigracia
Hilos. Invertebrados. Largas madejas.
Tubérculos oscuros.
Leguminosas.
Rizoma.
Emerge hacia la superficie. Corre
como cordel, pequeños bulbos
Familia se escribe con minúscula, es un yuyo.
Ovario ínfero, es el que duele por el rema, es
lo que queda. Una semilla sin endoesperma,
el almacenamiento es en depósitos, el
almacenamiento es como el tiempo, no es de nadie
Está, permanece, gotea en los galpones.
Entra y sale la gente los animales las demás semillas,
todo. Él permanece humedecido en la penumbra quieto.
Los cotiledones son oleosos en el ovario ínfero, el embrión
de la semilla es recto. Gineceo
es la posición del ovario
Puede decirse infinitos
La dispersión es por el viento
O los insectos.
32
En la otra punta de la línea se balancea la impotencia
Pero en medio está todo. Pugnando por su forma
imposible.
Acumulándose en el producimiento interminable.
Se huele
se oye el ruido de fondo que acelera su pulso.
Emerge
de los sueños mezclada con la niebla en
jirones, crujiendo
de asombro en la penumbra. Acunada, y el
diálogo
amoroso que descansa en la paz del laurel.
Preferís el mes de
tierra removida como marca el recuerdo y esa
voz
que se escucha en los andenes de alta
velocidad repite
no te creas –no te creas–
no te creas –no te creas. Se sostiene porque
la sola vida la sola
manera de estar vivo ha dictado esa cifra. Que
gotea en
la especificidad del tramo. Aparece en los
ojos la perdición
justo cuando la enfermedad daba la vuelta.
La proyección tira del halo más allá. Que
jala. Ya nadie sabrá nada.
Solamente retumba la voz de los andenes al
compás del zumbido
Y parece que dice Chajá! Chajá! Chajá!
Jota aspirada
Hache. Pedazo de aire comprimido
para salir de madre
de la patria de dios. El nombre
que se pregunta en corte
en vidrio, entre dos vidrios.
El nombre del español en femenino el nombre
traducido que también pensamos cuando se
piensa
el modo de llamar a una hija. Suerte
la hija suerte la patria
lejos la madre lejos dios, en otra parte. No
importa
la manera de decir sed del haber. Haber sido,
creer
haber. Sido.
Hay una gracia ahí
En la conjugación del ser, en
Sido.
Sin embargo el arrastrar de las flores
continúa
Una madre hay que dice, que susurra bajito,
que me avisa: “no son besos, Susana, si es
el aire”.
La letra muda de no nombrar
pasa entre los dientes separados
entre los dientes
Muda. Una aspiración el celo
que asciende con los ojos fijos en el cielo.
Empaña el espejo:
Si no es beso
si es el aire
Trasegar con las flores inmensas las coronas
en cubos de metal en vasos altos de las
terrazas
desprendidas. Ramos, pétalos transparentes
Nácar.
Hache, pie que no ha existido nunca
doblada sábana del aire en la arena mojada
se recuerda a la mar; la sábana blanca a la
mortaja
el olor de hospital mancha la cama el colchón
transido
me recuerdo del mar, el gran mecido sin ojos
que es el mar rito de comenzar perverso volver
a empezar otra vez, otro día, la mano por la
tela;
En el espacio vacío puede haber hasta, todavía.
La letra, Muda, no produce
no hace efecto fónico y así sin potestad
designa el afuera imposible, el afuera
que habita un aire carcomido. Antepone
sustancia del decir, idioma
en sitio de rotar
ahora silencio. Ahora
sólo el viento agujereando en las cañas
sólo el viento, Silbando.
Algún refugio
tener eso, la palabra
Refugio, quedarse fuera
en la portera, en el alambrado con
el niño que se mece, que sonríe mirando
hacia la ruta
Hache, la ausencia del sonido no nombra.
Gula no abarcar, gula ser una, Nunca plural
Nunca el umbral del abarcar bajo la umbrosa
del entrar y el salir, la providencia de poder
el poder de decir poner fuera, sacar, afuera
estar
lo que fuera no alcanza también prefijo puede
ser
añadir, puede preceder la idea a la palabra
de la que no se tiene rastro por lo muda
de la aspiración tronchada o Prefijo que
puede anteponerse y entonces la idea
fija entre alfileres puede
ser doble y diversa y puede
ser sacar, o puede, ser poner.
Irse, al afuera.
Ser, extraído.
Estar, apartado.
Y ver en el ex como prefijo la
particularidad de anteponer al
abundante corazón la locución
completa: afuera quedar siendo
Intemperie, desdice la promesa
lo que era, a veces, excesivo
Inspira, Ahora, jota afuera,
la palabra extranjera, la hija,
lejos.
Le viene a la cabeza hendida por el
viento rozada por las flores:
No seas paciente
Sé insaciable
Sálvate a ti misma; no puedes salvar a los
otros.
Hacha la hache
silencio que queda después de caer
un árbol tronchado por un hacha.
Silencio es lo más vivo.
Sálvate a ti misma.
En esa larga lista en fila
Invoca rememora revive
ese silencio. La semejanza
es lo que relaciona este tipo
de muerto, este tipo de nomadismo
inacabado. Jugar con hachas es una
aspiración.
Inspirarse en
que desde su lengua migra.
Extraño es extrañar, la penuria de
madre sin la hija. También puede
aspirarse la jota para decir el extranjero
una tierra que se extiende en otra parte.
Y este callar, un lujo.
Sé insaciable.
Sé insaciable: Hache abrevia
el hidrógeno del agua la fuerza
del caballo, el as de toda bestia en ex
Abrupto. Violencia puede decir soltar,
puede ser contestar. Ahí una loca.
Que contesta, que sale. Hidrógeno en
el agua, una respuesta brusca a que
se expone el que propone. La fuerza
del caballo coz bufido destemplanza
la exuberancia promete del exceso en
la idea desborda carnadura en la hebra,
alambre en el tapiz.
Yace alambrada con agua sobre
el charco lanza la piedra y abre
lo impalpable. La ausencia
de figura un haz de plomo la
mano que separa y que junta,
la mano que separa el murmullo
pensamiento imbricado hendido
de ironía batiendo a doble, en
duelo.
No seas paciente.
Hache es envuelta entrañada
a la entraña evita levitar
vitando.
No impide la fusión entre
lo que está interpuesta
y sustituye El,
La, del nombre en femenino:
el hacha.
Herramienta que se usa para
Tronchar, un árbol, por ejemplo,
una cabeza, que, cercenada, rueda.
El haz de luz no impide el escozor
el vaho inmóvil. Hatillo con las ramas
haz de espigas haz; de todo eso, un canto.
Sin medida excesivo el trance aumenta.
Inclina exclamación, o clama. La tierra
de la boca, el hormigueo recuerdo que no
acaba de irse. El terraplén de tierra la boca
con la tierra. Toda la sombra pertenece a la
arena
toda la voz a lo hondo de ese mar que devuelve
y es
con la boca llena que se hace un terraplén.
Vuelve a los restos de difunta desentierra
otra vez el dolor que tensa el arco de la
nómade.
Recuerda o rememora.
Revive. Resucita. Esa cumbre está viva.
Fuera afuera
Y fuera otra,
y si fuera,
Es la vocal que extiende el vínculo
que hace inherencia entre y prende.
Hecho, hache, qué dice la primera
manifestación de toda cosa, la primera,
hecho: vivir es tener vida.
Exterior fuera manifestarse en actos.
Extrema a la extranjera. Extraña de
esta habla Inesperada clandestina
Aparta, es apartada. Rehuir, huir, de nuevo.
Salir, irse, no estar. Hacer
cruces, hacerse en cruz pasmada
sorprenderse. Atónita la boca
estará abierta, sentir la falta:
mugía la vaca extrañando su cría
desentrañarse, extraña de la entraña,
salir de la tierra equivale a otra
construcción
la forma de ese ser, en tierra ajena.
Extrema la cabeza en ese extremo. Gime.
El grado último de algo. Extremada es
la cualidad que da este grado; de ella parte.
Extremidad también es punta. Distinta
distante punta. Fin, final fondo, lado orilla,
Colmo
la cualidad de una circunstancia.
Cálmate. En tal extremo
Alejada del punto en que se sitúa
El que habla. La,
que niega, La
que puede extraviarse.
Tomar por el camino equivocado,
perderse.
No fija en algo como cuando se
mira normalmente sino fijos en
una cosa lejana e invisible, ojos vagando
en todas direcciones Al extremo, en extremo,
dar por propia esta ganancia bruta:
Transhumar los ganados.
(De este lado del mundo, Daniela,
Las puertas del campo las abres tú sola.)
- citas en itálica de:
- Maruja Díaz
- Arianne Rich
- Blanca Wiethüchter
(de Pulso)
Todo comienzo
No quedaba tan claro como viene. Si es del
anudamiento
o es del pasmo, Nunca sabrá el olvido lo que cubre.
Balanceándose como un vestido de verano en la azotea
insinuaba opulencia en el verde, advenimiento
de lo casto produciéndose, océano desde sí
más a la espuma. Recorría la costa buscando
entre las rocas veletas animales del plancton
partículas de seres que la noche ilumina. Hasta
ahí, el canto era otra cosa.
Después la oscuridad pone su marcha y en la
pregunta
aplasta lo que emerge. El mar como un fondo o apego
algo que llama. Siempre a llorar por esas mismas partes
de cielo, esos recortes de la costa en las desembocaduras.
Hay un borde en el que crecen pinos que perfuman
el viento. Una superposición de mareas, una alborada
saca polvo del astro: debería el tiempo respetar esas cosas
y las líneas dibujarse en otra dimensión.
Cables trenzados, rayas que no cesan.
Las mujeres se agolpan. Los vestidos
se achatan, quién quiere remontar esa subida,
si son monos famélicos que desde la cima
tiran piedras. El traje en la ventana se ventila
y guarda, entre las fibras, las temperaturas de la brisa.
Puede ser que la muerte se introduzca esta
tarde.
Puede ser que se anime, o que no le convenga.
Como esas rutas que atraviesan los campos, es
el mismo campo compungido atravesado por la
estepa aunque a esa altura ya haya surtidores, agua
en baldes de lata, remansos en la sombra.
Lo que queda de ahí es viento amable que a veces
trae perfume de fruta, de hojas de limonero, de
árboles de duraznos agrupados. Así la medianera,
así el silencio de la distracción y la distancia.
Pasa una nueva altura sobre sandalias libres que
lleva de otro modo la minucia. Y se desprende la
blusa en la frescura del color violeta. Pasa la luz
y filtra lo que el sol dejó en la fruta, más
perfume viscoso, el tiempo apremia.
Sólo el alrededor que queda en los
cordófonos cuando pica la tarde entre las aves.
Arma la rama que dice sólo Ahora.
Los vegetales se deletrean entre los dedos.
Las yemas que apaciguan al tacto del socaire.
A la textura de su crecimiento.
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