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viernes, 12 de septiembre de 2025

CELESTE DEL CARPIO BRAMSEN. ARCOS METROPOLITANOS

Celeste del Carpio Bramsen (Lima, 1997), Arcos metropolitanos (Lima: Personaje secundario, 2024).  La autora vive en Dinamarca desde el 2004.  Poeta encantada.  Libro que de inicio a fin sostiene su nivel.  ¿Cuál es éste?  Hacer de este mundo cruel un paisaje de chocolate al cual inmediatamente devoramos, tan ansiosos como estamos de comer poesía y no únicamente escuchar quejas, frustraciones, tentaciones de ensimismamiento y, en general, al “pantano del mí”.  Ni, tampoco, claudicaciones a la escritura: nuestros esfuerzos en la materia constituyen inevitable palimpsesto, atravesamos en poesía una inevitable edad de hierro.  Por el contrario, todo se halla, en este extra-ordinario primer poemario de Celeste del Carpio Bramsen, vivo y convocante y como recién nacido; y el medio por el que se interactúa aquí con el lector son los sentidos o, tal como en César Vallejo, el pensamiento convertido de antemano en tacto: el guante del lenguaje dado vuelta.  Uno se pregunta, este envejecido poeta indaga, ¿en qué fuente abrevó la poeta toda la naturaleza –“y cada uno de sus granos de arena”– de un solo sorbo y para siempre?  

PEDRO GRANADOS EN: http://blog.pucp.edu.pe/blog/granadospj/2025/05/11/celeste-del-carpio-bramsen-arcos-metropolitanos/

 



Fotografía de Isabel Muñoz

1

 Yo, que suelo regresar a casa coronada
de malas noticias, que me he reconciliado
con mi error y al examinar largamente
mi vida no he encontrado en ella
ninguna proeza, que soy de virtudes escasas
y lentas, te entrego este libro escrito
para diferenciar la mentira del sueño.
El sueño trabaja en lo suyo. La mentira,
en cambio, es un poder discrecional
que espero percibas en la textura religiosa
de mis versos. Es un libro con intenciones
sobre ti, pues no sé escribir de otras cosas.
Hay en él hechos ocurridos y hechos inventados
pero recuerda que la resurrección también
miente. Ha sido sometido a severas
correcciones. He reunido estas páginas
para que no se pierdan entre mi mesa
y nuestra cama, entre el cuarto de lavado
y las fauces de los incineradores.
Recíbelas como una carta bajo la puerta,
el radical amanecer de la ciudad vacía,
la rata que huye del barco para no volver nunca

 

 

3

 No, este no es mi país,
en mi país la velocidad del dolor es diferente,
más lenta porque avanza cargada de presagios
para que aplaque mi natural furor,
para no confundir ese sueño implacable
de ventanas dispersas con los lugares físicos
de mi experiencia. Preparada para este lugar
donde la velocidad del dolor es igual
a la de los vientos, cortantes e irónicos,
preparada, como quien espera el alba
durmiendo vestida, para recibir la buena fe
de la ortiga , la lucidez de la estrella
marina, el morbo del dardo que no impacta
en el blanco, y otros signos de la vida,
inciertos, prometedores y furtivos
como una forma nueva de volver a casa.

 

 

11

 El frío ha desaparecido. La realidad irrevocable
es ahora su propia premonición, regresas cansada
como yo, sin prepararnos en cuerpo y espíritu
para lo que ocurrirá: la paranoia por el apocalipsis
en tu caso, las artes de la oscuridad que me impiden
dar con la cerradura del departamento en el mío.
Conocemos bien la tristeza y sus pálidos ejes,
los injustos contratos del silencio, aquel infierno
particular repleto de relojes, pero también el amor,
estéril como un camino que se desvía, urgente
como las drogas que transportamos en la guantera
del automóvil para calmarnos, drogas romboides
que florecen y brindan paz. Eres intratable,
deliciosamente intratable, una roca viviente,
el punto de no retorno, las siemprevivas  sobre la mesa.

 

 

 40

 La verdad cambia con las estaciones. Un otoño
que cumple las leyes del invierno dentro del laberinto
de la tarde, manteniéndonos en la oscuridad,
sabiendo de los desacuerdos entre la luz y la sangre:
si una entra en contacto con la otra significa
que las cosas andan mal. La oscuridad desplaza
sus requerimientos hacia las membranosas aduanas,
hacia los tatuajes del Estado y otras instituciones
que mantienen este país de pie en esta época
tan fría y silenciosa donde la desmoralización
es un peligro que no debemos tomar a la ligera.
Hacemos uso de nuestro repertorio humano
y entonces restablecemos el calor que nos falta.
También preguntamos la hora en nuestros sueños
para encontrarnos puntuales cada mañana
al despertar. Afuera, un árbol en la ventisca,
autolesionándose como una amarga adolescente.

 

 

                                                                                                                                                                                                                          Fotografía de Isabel Muñoz

43

No hay películas que ver, salimos al bosque.
Es lo mejor de vivir en este pueblo: la sabiduría
baila esbelta entre los árboles, el abrazo de la noche
ha llegado muy temprano. En el cartel de entrada
puedes mirar cómo se balancean los acantos 
del alfabeto. Me acompañas temerosa
porque merodea la tormenta pidiendo la hora
a los transeúntes, solo para despistar. La luna
resulta a esta hora un sol esquizofrénico
bajo el que te hablo de proyectos que jamás
concretaré, pero no hay películas que ver,
ya sabes que lo calculado no me conmueve,
pero quizá no eres lo bastante inteligente
para comprenderlo como deberías y me siento
terrible de solo pensarlo. Hemos entrado
a los huertos del bien y el mal, en los irreprochables
colores de la oscuridad, solo para besarnos,
por el puro gusto de retirar nuestros labios.
Regresamos a casa sin pensar en el día siguiente:
sabemos bien que tendremos mucho tiempo
para elogiar nuestras formas sensibles y espirituales
y gozar de nuestras edades no demasiado altas


BACKSTAGE: CHUS PATO: «NACEMOS EXTRANJEROS FRENTE A TODOS LOS IDIOMAS».



 —No considero que la poesía sea el lenguaje de la mujer—aclara en una entrevista,  Chus Pato a Eloy Rubio Carro. La poesía es el lenguaje de los hombres, de las mujeres, de los transgéneros. ¿Cómo se va a reducir la poesía a lo femenino? Es algo que a mí no me cabe en la cabeza. La poesía es precisamente aquello que nos acerca al momento en que la especie sapiens no hablaba, cuando comienza a hablar. Pienso que la poesía es la matriz de todos los demás lenguajes, de todos los demás usos del lenguaje y cómo podría reducirlo a lo femenino, vamos estamos locos o qué.

 Chus, María Xesús Pato Díaz (Ourense, 1955), es una de las figuras más importantes  de la poesía española actual. Ha publicado, entre otros libros de poesía, A ponte das poldras (1996),  Heloísa (1998), Hordas de escritura (2008) y Secesión (2009).  Gracias a una edición de Ultramarinos -la misma que tengo en custodia- vuelvo a su obra reunida continuamente y lo que ocurre es ese diálogo que, en su momento no pudo darse —alguna vez nos programaron para cerrar juntos un festival de poesía en Cáceres. Desde dicha ocasión se inició en diálogo que, cada cierto tiempo, retomamos a orillas de la amistad. Esta entrevista apareció hace algunos años en Backstage18 entrevistas (y algunas notas) alrededor de la poesía contemporánea e incluso, fue traducida gracias a nuestra amiga Erin Moure.

 

Chus, escrituras como la tuya, que se construyen en el límite del “poema” con otro espacio “por aparecer” usualmente son vistas por la crítica como algo experimental, ¿puede existir la escritura como un ejercicio fuera de la experimentación?

 Desde mi punto de vista el límite es el propio poema, en el sentido de que es una figura, algo delimitado.

 Tal vez el otro espacio “por aparecer” sea lo que es sin límite, sin figura, sin atributos, lo ilimitado, eso que es, en el sentido de ser, pero no puede ser leído, ni escuchado por carecer de letra y de sonido articulado.

Tal vez es a “eso” a lo que trata de aproximarse el poema, sería el poema, así como una gota de sangre, algo finito que entra o trata de allegarse a lo que lo es, estaríamos ante un sublime, estaríamos tal vez ante la poesía, ante algo que vive dentro y fuera del poema, que le es previo y posterior, que precede y es después del poema, ¿ante la vida?

 Tal vez, ante la mímesis.

 Escribir un poema es siempre una experiencia, una experiencia de lenguaje, no veo cómo se puede escribir un poema sin realizar esa experiencia (trato de ser breve).

 Otra cuestión es la relación de un poema que se escribe hoy en día con las vanguardias históricas.

 Señalabas en una entrevista con Larretxea que lo contemporáneo “nunca es actual” y que ese retraso imperceptible es lo que hace posible la reflexión, y su urgencia. ¿Esto no convertiría el “poema” (lo entrecomillo) en un espacio “fuera” de lo literario?

 Tendríamos que saber qué entendemos por lo literario y es algo muy complejo. Si entendemos por Literatura todo aquello que se escribe, desde los grafitis o las cartas de los enamorados o enamoradas hasta la ciencia y la filosofía, el poema estaría dentro, si comprendemos la Literatura como un conjunto de libros que funcionan como mercancía, mi respuesta es que el poema al igual que los grafitis no estaría dentro de ese conjunto.

Escribes teniendo como lengua original el gallego, ¿consideras que este hecho biográfico ha influido en la forma con la que “miras” e “interpretas” el castellano? ¿El estar “preso” en un lenguaje no constituye una restricción o cuando escribimos axiológicamente nos convertirnos en extranjeros frente a todos los idiomas?

 No es esta una cuestión entre idiomas, entre la pareja “gallego/castellano”, el problema es político, una cuestión de política lingüística y de política en general.

 Escribir en gallego es para mí una decisión libre, el castellano no representa ningún condicionante para mi escritura, todo lo contrario, es un idioma que puedo hablar y leer, es una riqueza.

La cuestión y me repito no es el idioma castellano, es un problema político.

 Sin duda el estándar lingüístico es una cárcel, la captura de nuestra capacidad de hablar y de escribir y de comunicarnos por parte de las lenguas instrumentales nos hace esclavas/os; desde mi punto de vista un poema no lo es si no es capaz de romper esa cadena.

Creo que nacemos extranjeros frente a todos los idiomas, de hecho, nacemos sin habla, tenemos que aprender a hablar y esto es una suerte muy grande porque entre otras cosas es lo que nos permite poder hacerle frente a la axiología de los idiomas como máquinas de opresión.

 Si fuera así, ¿entonces cada “escrito” se constituiría en la fundación de un lenguaje?

 Yo no hablaría de fundación, diría que cada persona que intenta escribir poemas tiene que construir un nuevo decir, una nueva escritura, tiene que poder escribir sobre lo mismo que han escrito los que le han precedido, pero debe intentar hacerlo desde otro lenguaje, aquel que él o ella logra.

No hablaría de fundación, porque no se trata de inventar otro idioma si no de desviar, de desbridar el idioma de uso y llevarlo hacia lo que nunca se ha dicho…. Y nunca se dirá/escribirá, evidentemente, pero se escribe y se dice en el poema sin tregua.

 ¿Y esto relativizaría conceptos como el de lo “poético”?

 Creo que no, creo que esto es justamente lo poético, esa capacidad para desviar el uso y llevarlo hacia algo que celebre nuestra libertad en la lengua y en la escritura.

 Algo que comentamos siempre cuando dialogamos entre españoles y latinoamericanos es lo poco que nos leemos unos a otros, aunque esto creo ha cambiado en algo.

 Si eso os pasa a los que escribís en el mismo idioma y creo que así sucede imagina lo que pasará con los y las que escribimos en los otros idiomas del Estado español; dicho esto, algo está cambiando y ese cambio viene de la mano de los poetas y de las poetas americanos que viven en la península, tanto en España como en Portugal y también, ¡cómo no! se debe a la existencia de los flujos de comunicación electrónicos.

 ¿Alguna vez te han hecho notar que tu escritura parece estar más cerca de nosotros, los sudacas, que de los españoles?

 Por supuesto que sí, de hecho, muy a menudo me preguntan si soy española, yo contesto que soy gallega. No sólo los sudacas, también los del norte me lo dicen.

 Soy lo que soy como persona y como aspirante a poeta, entre otras cosas, gracias a mis tres abuelos emigrantes (Cuba y Argentina) siempre he pensado que escribo y soy para un nuevo mundo.


 

ahora que todos los poetas del mundo le cayeron encima

 

eso

que ese encuentro

sucedería

 

siempre que estés dispuesta a encarnarte en tus antepasadas

 

—¿evolucionará el gallego hacia una nueva lengua pidgin?

 

—¿deberíamos explorar la escritura de una poesía vernácula urbana?

 

que eso

leer a Paul Claudel

ella

no podría hacerlo

 

en absoluto

 

y los ángeles

para morir

besan mis manos

 

la eternidad no te suplicase:

beber la sangre de animales recién sacrificados

y al menos una venda para los ojos

 

pero ella había pasado toda su vida entre escorpiones

 

Lisa

verdadera emperatriz de los Comunales

 

y a los Comunales nos dirigíamos

 

A Limia es una tierra solar

A Limia es plana

tan plana como las palmas de vuestras manos

 

—¿evolucionará nuestra lengua nacional hacia un nuevo idioma pidgin?

 

—¿deberíamos explorar una nueva arte turística rural

para-turística rural?

 

—¿una novedosa poesía vernácula-urbana?

 

esa imagen que recuerdo

mi rostro en el azogue

que se imprime en el espejo

incluso en un sudario santo

y que con tanta claridad

en su ruina

distingo

así como en un tiempo anterior

nos deshicimos de la inmortalidad de los dioses por inservible

nos deshacemos hoy de la eternidad de ese rostro

contemplamos la ruina de la palabra

 

en interior de una herencia

la herencia de un tiempo anterior

en vida

 

posterior a la evanescencia

el poema testimonia la destrucción

 

y brotan en él escaras

 

escombros de la comunicación

 

«…en cualquier caso al servicio de la modificación de la realidad

y no de su descripción»

 

en la memoria de nuestra memoria poética

 

en la memoria

 

Alondra negra

 

Pájaro de anís.

 

(de Nínive)