No sé, en realidad, cuál es el nombre ¿real? de Su Xiaoxiao. Después de tantos años espíritus libres como el de ella pueden carecer de un nombre. Pero, sí, conozco algunos datos de su vida no algoritmizable, Su no es un bot. Como la persona humanísima que es, hoy cuando las personas no pueden —aunque debieran — perderse, mientras se va diluyendo la poca humanidad que un día pudo haber en ellas, nació en Madrid en 1989 y luego de realizar sus estudios de filología hispánica y teoría de la literatura en la Universidad Complutense, marchó a París, ciudad en la que radica desde el año 2012. Cursó estudios de máster en literatura, edición y documentación.
Sé también que alguna vez
trabajó como profesora-documentalista, no sé si lo haga aún y que ha publicado
los libros La casa de
la ciénaga (Ártese quien
pueda, 2015) y que participó en la Antología
de poesía futura Voz Vértebra
(Kokoro Libros, 2017). Sus poemas han aparecido en diversas publicaciones
digitales y —esto va a modo de confesión personal y agradecida— colabora
conmigo desde los anales de Transtierros.
Aquí les comparto algo de su escritura. Ojalá la disfruten como yo.
MM
sol
pero ella estaba allí
en el tejado
donde se estaba pegando toda la luz del
sol la inmensa fruta blanca
deshaciéndose
fundiéndose en transparencia y lágrimas
estaba tan pequeña sus mejillas
como dos membrillos quemados
temiendo
el rayo blanco le iba vaciando las pupilas
y apenas podía ver nada pero tampoco
escabullirse
aquél era un lugar reseco humeante
crujían frágiles esqueletos de
pájaros desmenuzándose
sólo sobrevivían las rapaces
dando vueltas en torno al agujero luminoso
y abajo ella que apenas hacía sombra
entre las piedras del miedo
ella que apenas podía levantar la voz
para cantar y se le llenaba la música de
grietas los párpados tan finos
a lo lejos
una melodía de sal le abría el corazón
melancholia
caminaba despacio por la calle, alcanzada por una
enfermedad sin nombre preciso, nada demasiado preocupante: sólo fiebre por
oleadas, una gravedad pálida desprendiéndose de su frente y sus mejillas, y
sobre todo, el sufrimiento por el espacio, por un exceso de perspectiva
hostigada por la sensación de pérdida descontrolada y
por el hedor del aire amarillento, apresuró el paso, las escenas se agolparon
en su cabeza; fue entonces cuando supo que en realidad no era nadie sino
aquella mujer envuelta en vendas que aparece reclinada en medio de los espacios
vacíos, una y otra vez, rodeada por arcos amenazantes como bocas abiertas,
galerías desiertas, cuartos sombríos
a ella le gustaría
a) despertar
por una vez de ese sueño denso que ya dura milenios, donde merodean
desconocidos con caras destrozadas
b)
dormir
de verdad aunque fuera un segundo ese sueño vacío que sólo se alcanza dentro
del agua, mecida por una respiración animal
su consciencia se ha reducido
a la percepción de los lugares hostiles y del dolor al apretar los dientes,
dentro de sus venas se acumulan en silencio los ríos oscuros, minerales muy
pesados deshaciéndose, restos de frutas contaminadas
a pesar de todo pasa el día a
la espera de un gesto tibio, quizás alguien va a acercarse con las manos
abiertas, y los minutos se condensarán en una montaña de lanas donde esconder
el rostro, y ya no más la lija del viento, las heladas lascas hendiéndose en la
piel
dentro
I
me quedo sola todas las noches
cada vez que se va el sol
ALGUIEN
viene me guarda dentro de una habitación sombría
dentro de un sótano o de un horno dentro de una cabina
telefónica
donde estoy marcando números al azar
dentro de una hora dentro de una caja de un armario
de una jaulita oxidada dentro
II
ahora estoy dentro de una cabaña al oeste
con la cara vendada y tendida encima de una mesa
puedo oír en la punta de la lengua la nieve que cae
fuera
la humedad me quema la nariz
y espero
intento a todas horas salir saber qué pasó allí no pude
ver nada pero me lamía
a veces la luz
de una bombilla parpadeando sobre
mí
a veces ALGUIEN murmuraba palabras
anestesia amor hasta la náusea
sudor de pájaro
patitas rotas asco y
radiaciones estaba flotando en
la piscina
(espero)
por dentro escucho cómo lentamente crecen las plantas
carnívoras
en mis entrañas
y los musgos poblándome milenios enteros
he perdido los ojos
imagino la insoportable extensión del techo casi puedo
verla como
una silenciosa meseta sobre
mí
seguramente surcada por una
GRIETA
finísima y cada vez más larga como el llanto de un bebé
dentro de una diminuta caja de cerillas
esa misma oscuridad en fuga
a veces escucho risas cristales rasgándose susurros
desquiciados
dentro
fuera
las húmedas casas alineadas comen
niebla a orillas del río
por las calles la fría lengua del agua
humedece la noche el cuerpo
cansado de la niña de viento reposa
dentro
en la casa sombría respira
se llena y se vacía de sal
aguarda
con los huesos abiertos
se le crispa el gesto en la
penumbra su piel
como un pañuelo de seda
finísima
arrugada por la angustia
aun desde su sangre crece la
hierba y
los insectos parpadean como
luces de colores
fuera hay un entramado de
calles maltrechas escaleras
cada vez más altas subiendo
en el nudo de las horas la
madrugada hasta alcanzar
esa zona de aire enrarecido
ese minuto de silencio
endureciéndose y los labios de la niña
cada vez más fríos
el olor verde azulado del agua
desde sus brazos
ondea
va reflejándose por la hilera
de casas
también en las pupilas heridas
en ese imperceptible
no
hojita tierna estremeciéndose
de ruegos
se le adelgaza la voz hasta la
hebra del miedo
sus cabellos lo desbordan todo
como una
planta oscura
de pronto los ojos abiertos el
tirón de los huesos
al erguirse
camina sobre los vidrios
una ráfaga de viento abre la
puerta
la niña sale a los cañaverales
lugares por donde pasé
1
las calles cercanas a la desembocadura, construidas
entre la vegetación que rodea al río, es decir, puedes sentir al fondo la
humedad la tierra fangosa, es como cuando uno participa en determinado tipo de
conversaciones y siente el suelo ablandándose bajo las pies, esa precisa forma
del desmoronamiento, y el calor fundiendo estructuras bajo la frente, así era
caminar por esas calles blancas, relucientes de pobreza, los vestidos coloridos
y el denso mapa de arrugas complicando el sistema surface-trous
nada se mueve allí salvo las salamandras, al cabo de un
rato no consigo dominar las piernas y el sol se deshace como un alcohol espeso,
allí era imposible pronunciar determinadas palabras, el
tono de la voz se hacía quedo, al despertar todo se reducía a un polvillo
amarillento, persistente como un dolor de cabeza
2
después estaba el puerto, con sus sucias aguas
estancadas, cerca de la fábrica de hielo, allí los hombres con bocas roídas por
la sal cantaban a media voz en otras lenguas, o no, eran sólo palabras
troceadas, frases descolgadas, como aquella vez el encuentro furtivo entre los
barcos, la arena quemando y enseguida las algas mojadas nos entraban en los
pulmones, todo lo que no alcanzábamos casi parecía estar al lado
cuando el mar va ganando terreno por dentro apenas hay
dónde agarrarse, dijo, o algo así, sólo cambiar al ciclo de las mareas, su
movimiento incesante llevando y trayendo lo poco que uno ha conseguido reunir
sobre sí: caracolas resquebrajadas, el caparazón de un cangrejo, la débil raspa
de un pez transparente
no encontré lo que fuera que buscaba, me fui de nuevo,
los rumbos son producto del azar
los regresos, tristes accidentes
3
junto a los cañaverales, ya he hablado tanto sin éxito,
allí la pequeña bestia gruñendo, nutriéndose de insectos, el pelo más que sucio
de hierbas, plumas, apenas se le ve la cara, su voz gorgoteando sobre el
cuadrante lunar y la esforzada conjunción arriba lo que mira largo rato en
desconcierto después de haber acechado horas y horas o de haber huido sobre
todo por el cariz descontrolado que toman los acontecimientos que suceden en
Dentro/Fuera, eso que no se explica y se parece a un nudo hecho con rabia siempre
en el mismo sitio, eclosiones, ranas, lagartijas, escolopendras, sucesión
frenética de muerte y nacimiento
qué quedó de ella, qué encontraron, un montoncito de
cáscaras acumuladas, su nido hecho con juncos en medio del cieno, piedras
brillantes que a veces recogía, despojos, no tenía nada, carecía incluso del
tramposo don de la palabra
sólo me rompo
(La casa de la ciénaga, 2015)
restos de polen
ante todo le
espanta lo que las palabras
pueden hacer
intenta esquivar las que más pesan las que
están llenas de voces las que
se enraízan guarda sólo las
vacías
el aire lo que apenas pasaba rozando
y se iba
los restos de polen adheridos
a la ropa
también el contexto lo que hay
alrededor de ese vacío lo que parecía inerte
pero se movía sin cesar hervía
y hacerlo más o menos
como un niño que
canta
sin oírse
sin terminar sus frases
eso
primero el burbujeo de los días, confundiéndose con las
líneas de acero
el movimiento incesante o la parálisis: una diferencia
de potencial como un despeñadero
después llegaba el rechazo ante el acto de escribir de
materializar
cualquier cosa por qué empeñarse
en extender esa capa de nata grasienta sobre las cosas
algo
en realidad absurdo y desagradable sin más pretender
con las palabras hacer
eso cuando las cosas
acontecen
solas
rítmicamente
en el silencio
eso cómo decirlo sólo hablando de
cualquier otra cosa de algo ajeno
la gran pregunta era es posible evitarlo
es posible soportar los días masticando hojitas de
menta
no escribir olvidar todo eso
vaciar
se
la
ciudad vertedero
la ciudad generaba un entramado cada vez
más espeso
fluidos que se solidificaban
atravesábamos los hilos transparentes después
los hilos fríos
no pasaba nada en apariencia pero muy
pronto se sentía el
desnivel
una densidad de luz distinta para cada
estrato
residuos
caminaba anotando
todos esos lugares cerrados, las repeticiones de números
los códigos perdidos
asumió el pesado deber
de decir nada
sabía que se adentraba
en una vía muerta pero cada vez aceleraba más el paso
pronto empezó a hablar
lenguas incomprensibles
pero a nadie le fue
dado el don de responder
residuos eso era lo único que teníamos
palabras deshechas
flotando en una inestable red de
pausas y silencios
sin principio ni fin
sin destinatario ni función
algo como una ciudad
después de un bombardeo
galerías
en el interior de las células
la ausencia
se expande como un virus
en diminutos estallidos blancos
alguien
atraviesa los días sin abrir los ojos
lentamente excava galerías
bucea en el pulmón deshecho del invierno
a tientas
las húmedas paredes no aguantan
carta: huerto sellado
la carta que escribió mil veces porque las palabras
nunca
y porque en el sueño la voz había dicho /las que
perduran
son
las que no envías/
decía
:
de nuevo la luz dura poco es
imposible hacer que las plantas
sobrevivan pero tampoco éramos
capaces de deshacer-
nos de ellas entonces
comenzamos a experimentar con
lo que queda
vigilando sus movimientos
diurnos y nocturnos
compartimos terreno de juego
con la putrefacción
estamos siempre atrapados en
las zonas intermedias, sin nombre
allí donde la intensidad
alcanza su cifra más alta
pero no es registrada
allí donde se averían los
relojes los termómetros los aparatos electrónicos
era necesario este aislamiento
para asegurar el juego más audaz y la observación atenta
tomo notas desde que despierto
sigo atentamente los cambios
en la composición de las sustancias
las variaciones de estado
mantenemos la limpieza
estricta y el silencio riguroso porque estamos a la espera
algo está a punto de ocurrir:
quería escribir una carta pero las voces dijeron no
no puedes abrir las ventanas cuando estás sola
podría resumirse así
:todo va bien, es
sólo que no puedo/ mantener el hilo
todo lo dicho y todo lo no dicho tienen una única
finalidad
: la creación de un itinerario rítmico -llanuras,
cordilleras, mares abriéndose-
la dolorosa cartografía de las grietas del terreno y
los pozos que tal vez
pero ahora
estamos
en el huerto sellado
poso mis dedos sobre tus
labios
carta: inundaciones
te perdiste la semana de las inundaciones
imposibles cantidades de agua y algas han caído dentro
de las casas
según me informó la vecina
la humedad -eso es cierto- estaba
por todas partes
ayer leí que los calamares y las sepias se están Multiplicando
en pleno cambio climático no imaginas todo
lo que se tragó el río y todo lo que vomitó
pero ahí Qué hay qué corazón
qué bombea ahí detrás
qué es lo que está drenando un organismo sí debe ser al
menos
todos vimos el burbujeo parecía que trataba de emerger
algo parecido a la metamorfosis de mi caligrafía no
crees
una vez conocí a una chica que creía que podía cambiar
su personalidad si cambiaba su manera de escribir
funciona en los dos sentidos, decía
la estación de las lluvias se alarga como
un pasillo lleno de ecos y lagartos
una inexplicable floración muy-muy frágil casi
transparente
recubre todo incluso las paredes del cuarto de baño
re-aparecieron los insectos se cortan las ondas que
traen
la voz de la radio al final del día el silencio se
vuelve
pesado lento y torpe se pierde entran los accidentes no
funciona
más la tráquea fraccionada
creo que estoy retrocediendo a un estado antiguo
que alterna dos ocupaciones:
producir líquidos
sólo me hace falta
balancearme un poco estar sola escuchar el calor pálido
dorado
del cielo de un azul cada vez más eléctrico que
suena / la otra opción
beber líquidos
cosa que he estado haciendo
en lugares cerrados por ejemplo en contexto
de estrés líquidos ardientes calman llama de
¿agua? o
en contexto festivo inútil tan inútil seguirás teniendo
sed el Desierto
se instala en medio de la música mis ojos
y mi cuello rígido se quedan muy lejos cargan con el
peso
de una tierra calcinada
dentro de mis últimos sueños un pulpo sí o no es éste el camino será por
el calor y la luz de los dispositivos electrónicos se
volvía
espuma tenía un gusto ácido o salado que deshacía los
dientes
oh no te asustes hoy no voy a hablarte de Dientes claro que
no
me he dado cuenta de que pasé los meses de frío
incubando algo
que recién ahora se mueve escribo con gran dificultad
cuando leo todas esas cosas maravillosas me digo y tú qué esfuerzo enorme
para mantener esta ficción de la escritura
lo inexpresado se coagula dentro forma una isla poblada
por animales inimaginables y entonces trato sólo
de comunicarme con ellos no sale como lo esperaba
trato de apuntar algo todos esos sonidos diferentes
ritmos pero estoy deslumbrada
despierto y es lo más profundo del agua ahora hace
mucho que el río
quedó atrás llegué sin querer a una fosa era porque
estaba
tan oscuro no quedó más remedio que reptar
la arena del fondo es increíblemente fresca y suave
sí sí ahora avanzo y
pronto encontraré a los
peces
abisales, Lo
siento,
me Perdí me Hundí demasiado
abajo se me abrieron
Branquias invisibles no puedo
terminar con
Esto
(inéditos)
Fotografías de: Raffaele Claudio Rossiello