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lunes, 8 de septiembre de 2025

YOLANDA PANTIN. teaser: 21 CABALLOS

 


Ese libro, 21 Caballos, tiene muchas referencias a la locura, porque lo que puede ocurrir es que te vuelvas loco. Yo quería meterme en sus cabezas para tratar de entender, quizás para desentrañar los misterios de la política, los tejemanejes o lo que sea, pero en el campo político, hasta que me di cuenta. ¡Cuidado!, porque hay un riesgo. Y el riesgo es perder la cabeza. Está dicho expresamente en el libro, la locura de Malévich, que finalmente es la mía también. Esa caída, ese quiebre de la cordura, estuvo en mí durante muchos años y ahora es que me doy cuenta de hasta qué punto. Me hiciste releer 21 Caballos. ¡Dios mío, las cosas que yo digo en ese libro son terribles!

YOLANDA PANTIN
(Entrevista con Hugo Prieto en: https://prodavinci.com/)


21 caballos


                                                    Los doce caballos de Malevich son veintiuno



FIDELIDAD

                                                                Vivía inútilmente leyendo los periódicos
                                                                                            pensando en el enigma del poder
                                                                                                y en las causas de la obediencia.
                                                                                                                            Adam Zagajewski


a las preguntas
que hemos transitado
a lo largo de estos años
y quedan sin responder
huérfanas;

a los posos

cuando ‘algo’ viene desde
un resto antiguo que
azuza el temor
con cristos
en los cruces de caminos;

a los vampiros;
a las pesadillas recurrentes;
a los olvidos
sumidos en pobreza
y astuta sumisión; a los trazos
que nos dicen

de la mano de un niño
sobre un mapa
socorrido, y
al intento de comprender.



DESIDIA

Dejo pasar versos que se pierden
en un nudo de voces, y por su cuenta
se van con sus visiones. Los libero
de mis imposiciones, torceduras
de patas, relumbrones que disfrazan
la pobreza de los giros cuando
tratan de volver tragedia a los dramas,
entre telas cotidianas que los
visten en afán innoble. Dejo

que se vayan por donde vinieron,
de mi cabeza al aire hasta que se pierden
entre tantas historias.


TRAMA

Contestaba las preguntas sin responder. Mientras, llevaba registro de las intersecciones, anotando, además, en su cuaderno, las distancias que separaban una estación de la otra en la línea de trenes. Sumaba y restaba los kilómetros. Si había alguna irregularidad su celo la detectaba. Cuando terminaba la ruta que había elegido, volvía a empezar, puesto que, con seguridad a su regreso, alguna rama había cedido obstruyendo el paso. O trazaba un empalme distinto que pudiera sorprender su ‘vista de águila’. Habitaba en la responsabilidad del error. Preso de ese mandato, veía pasar los árboles con miedo a perderse en la maraña infantil.


OFRENDAS

Fantasma es loco. Fantasma es una boca.
Fantasma vive en un hotel en Venecia,
viaja de noche, duerme en Inglaterra,
amanece en Barcelona, pasa
su mano por mi frente.
Fantasma es mi devoración,
las veces que le he entregado mi cabeza.


DICTADO

¿Qué impulso, dictado
del temor, o sin razón
condujo a estos hombres
sobre el fuego
a levantar
una Iglesia en tu nombre,
a ti
que eres pura
cerrazón de invierno?



MEGALOMANÍA

Todo lo que brilla alrededor
es mi sombra.



MONUMENTO 

A la altura,
poeta,
de tus contradicciones.


LA FRASE

No se escucharon
bravos en la sala
cuando nos advirtió
acerca de aquello
que veía venir
en el mar de fondo.

La frase
en su parquedad
fue enunciada
como una línea cualquiera
de los poemas
meditados y necesarios
que leyó sin énfasis.


                                            A Rafael Cadenas

ALESSANDRA YUCA, ZIGZAG

 


Alessandra Yuca (Arequipa – 1996), estudió Derecho en la Universidad Católica de Santa María. Durante un tiempo, uno tan exigente como intenso, estuvo, y trabajamos en El Laboratorio . Por cuestiones académicas ella debió viajar (maestrías, diplomados) dedicándose de lleno a esos «procesos» académicos que, si tienen alguna validez, es la de «registrar» que uno fue capaz de prepararse para algo, mucho más «útil» que la escritura en sí . Pese a ello, Alessandra siempre insistió en considerarla como su «profesión de fe» dejándome, sin quererlo, como el albacea de sus antiguas convicciones.

Pese al tiempo transcurrido, y pese también a la gente que viene un tiempo y se va, yo sigo convencido que Alessandra (junto a Maritza Mejía, Astrid Arbildo y Cristal Alarcón, entre otras) forma parte de una «nueva generación» de mujeres de alto vuelo. Pero como vivimos un tiempo en el cual lo urgente nos obliga a dejar a un lado lo que, en verdad, trasciende, apelando a mi rol de albacea involuntario, me decidí a hurgar en la baulera —¿qué es una PC sino eso? — y, sin ningún consentimiento de la autora, y con el riesgo de ser querellado por ella, pude rescatar estos textos con la esperanza que puedan funcionar con una magia similar a la de un espejo que pueda recordarle a Alessandra esa antigua «profesión de fe».
MM

 

 

Zigzag, ida y regreso

 

Una “A” bien planchada sobre la cama alza sus ojos opacos y me mira, la figura invertida de la piedad me evoca tiernos años /aceitar antes de tejer/ y todos tus hijos sentados dejaban silencios escritos entre cada puntada, tus dedos derechos abrazaban peinetas buscando espacios correctos para hacer lazadas /hebra entre aguja y aguja/ todo lo que versa este campo: es tu voz que se apaga, el vuelo de alfileres retorciendo la dirección contraria, tus horas se descuentan /la primera pasada/ un cuarto oscuro y el más pequeño de tus niños sosteniendo la lámpara, te afanas en estudiar las lanas, buscas pureza en la fibra hoy tus vestidos se irán a Praga /cuál es la hebra que tomas/ recojo tus cabellos apenas canosos los trenzo como lo harías con tus nietas quieres leer un pasaje bíblico pero has olvidado articular, señalas y tu dedo chueco no tiene dirección /seis u ocho pasadas/ tu esposo planchando a carbón, cuida los pliegues, te miras rosada, robusta tu sastre pesado y liso, la plegaria habitual acompaña la cena mencionas al amor sufriendo con bondad, soportando injusticia en la verdad /sueltas el punto, cuentas/ leo fuerte para que mi distancia no desvanezca las palabras, no hay contrariedad: eres plácida viendo las profecías cumplirse, como designios que no necesitan de lengua todo acontece mientras se curva tu espalda y en la queja silencios, aceptas sin llanto, me dices me voy /deja su aguja en ese punto/ yo corría de tus brazos para volver con más fuerza, una “A” retozando en tu regazo tejimos el camino del parque a casa llegamos a la última pasada, mucha vanidad en el anuncio del tiempo, hasta el dolor huye de las jactancias /suelta el punto destejiéndolo todo/.

*

la palabra hace de sí un mundo
el pensamiento cae como cuerdas que se enredan
los tamaños diferentes
tu tacto somero podría decirte cual cargará el peso de tu cuerpo

*

este universo lleno de mundos describe formas de escape
abre un tajo a la tercera dimensión
te enfrentarás a la nada
esa es la huida posible

*

el “no” es el tránsito a las historias que te llevan a un mismo lugar
resueltos los laberintos imposibles
todos los espejos se disuelven
no hay imagen refractada
se devela la unidad,
tú.




HIGO

Con el peso trágico de sus zapatos gastados, muere quien nació en abril
por las lapidarias que en línea recta me esperan limando las últimas tres noches los callos de sus pies

¿Te rasgaron el vestido? ¿Cavaron la fosa?

Lapídenla

Con piedad por ser mi niña,

una seda cubra el rostro, sujeten brazos las arenas, el honor hasta el pecho,
caigan por si hay vida no sean chicas ni muy grandes que me restan diversión.
Me pongo el traje de mi padre y recién es que empiezo a sentir el alcohol,
cuando mis pasos ya están cansados las murallas se pulverizan y se me desconocen las calles, no hay amigos que dirijan, no hay madre que se angustie,
ni amores que se escondan al oír mi réquiem.

Como flecha vertical, reposo en mis esbozos, si en esta madrugada sean tres de la mañana pueda ser que vea con claridad, pero,
Nada Nada

solo ansiar el vómito tras el vino dulce de higo y
unas copas ricas
copas y ricas algunas
chicas chicas chicas
y entiendo a mi amante mayor
chicas chicas chicas
y también mirar… las
sus brazos batirse en vuelo, su cuerpo ondularse en vaivén
no hay pecado que levite más que el mío
estén las otras, lustrando sus botas, de lejos se las ve: quieren ser amadas,
quieren ser musa
ser nieve no…

ser nieve quiero yo
como un cristal de hielo, precipitándose en el suelo, nunca saber complacer
áspera y granular
esas niñas son de amarres
magia negra subliminal
El hechizo de las brujas

Ellas musas
yo tu bruja
Como la Rosen (rosa) vinge (alas)
Cuatro veces mi edad
Ocho veces más virtuosa
Y sus ojos que nunca descansan
Ni se cansan de ver sin conocer palabras viejas que se arrojan sobre una espalda desnuda

Casi oscurece el cielo, para tornarse azul.
tocando el romance ante la tumba
pensando enterrada, tanto yoismo me hace la vida pequeña
felizmente las piedras han tocado mi nuca
la tarea se cumple con destruir
Para crearme en algo que no se nombra
Nadie se acerca al final, tres demonios reparten la coca, más quien puede viaja al cusco y está tan cerca del cielo, que casi casi soy nube
Sin zapatos
Y mis pies se hacen sombras derruyendo la ciudad bailando la sentencia en nuestra hoguera la piel se quema pareja, y las llagas se hacen benditas cuando las toca el vino
y el que vino, sin saberlo lo compone todo
destruyéndolo primero.

MADRE

Como loca, una celebridad permanentemente acelerada/ eres demasiado pequeña para dejar el nido/ más nunca tan joven como hoy/ cuando mi espejo callando su imagen, muestra de alguien: Idéntica a mí.

Líneas que se translucen presionándote a la edad de ir y venir muchas veces repasando pasos adolescentes que inútilmente la devuelven al mismo lugar.

Víctima y victimaría del espíritu de su época/todo y nada se suspende/es la miope entre la vía y el de pronto la ha puesto en el lado salvaje/ enderezando tus lentes no es eso lo que mejoras/ y ya nada puede hacerse: Idéntica a mí.

Y no por la misma peluca/ ¿Te digo - Me ves? todo lo que es tuyo ya no te pertenece ¿Te digo- Esta edad a dónde corre? Te digo- Estoy en donde los compasivos han dejado sus vueltos y se han ido.

Ansiosa te observo doblando la esquina cuando tienes siete años/ un apéndice imaginario y desprendido realiza tu imagen te ha hecho confesar el amor y el amor que no eres nada, ser nadie, tener nombre y no el que se te ha dado: Idéntica a mí.

Te reconoces y desconoces en el encender y apagar del fuego/ comprendes no intentar atraparte/ el reflejo te devuelve a esa vía siempre salvaje a la calle que se cruza y está cruzada sin culpa/ son las hijas compasivas de las madres de sus madres/ cediendo oportunidades infinitas/ posibilitando posibilidades/ se posibilita el amor / se posibilita la vida/ la mia vita barbarica/ Una sola palabra esta alma necesita: libertad y en propias alas se prepara para nacer.

 

 

 

 


MAURIZIO MEDO. DUBROVNIK,UNA FICCIÓN DE LA REALIDAD

 La tarde en la que Vlaho Medo pensó en todos los elementos geopolíticos que entraban en juego y con los que tendría que harbar durante los próximos agostos hasta que sus hijos comprendan bien dónde fue que había nacido, apenas pudo hipar como quien ya no puede, incluso antes de haber empezado. Entonces buscó socorro santiguándose frente a los libros de la balda más alta pensando en las enciclopedias que allí había reunido con los años mientras los críos crecían pintarrajeando paredes incunables. No iría a dejarlos solos en medio de esa estancia atiborrada con siglos de saberes. Ellos recién estrenaban lectura y en ese entonces habrían sido muy capaces de convertir la última novela de Amos Oz en el SketchBook de una barbarie. Entonces Vlaho alzó su dedo grande en el aire, y después de darle cientos vueltas siguiendo el curso de un remolino imaginario, apuntó una foto aparecida en un antiguo volumen la revista National Geographic (allá por los 70) diciendo, y casi no: fue en Dubrovnik.


Si bien fue imposible rescatar la foto original, pues ésta se estropeó entre inverosímiles y absurdas mudanzas, aquélla que encabeza el post fue la vista elegida por Vlaho, después de cientos de ráfagas, para que conociéramos el lugar donde había nacido. Nosotros nos miramos. Vlaho no había dicho Yugoslavia, tampoco Croacia. Sólo acentuó Dubrovnik.

Pegué esa foto con cinta aislante sobre la vieja pared de adobe como, en ese entonces, los adolescentes solíamos hacer con la imagen de nuestros ídolos de otrora.

Cada día, luego de sobrevivir a la larga jornada, como si fuera un feligrés quien se encomienda a la gracia de Majka Bozja Bistricka, rogaba porque esa vista, aun cuando pareciera estar en un lugar fuera del mundo, se mantuviera viva. El aura de Dubrovnik, a diferencia de lo que enfrentaba en mi entorno, me transmitía cierta impresión de paz al ver cómo su pasado enraizado entre esas ariscas rocas parecía consensuar con el viento frío del Bora cuál sería el momento en el que se transformaría en futuro.

Aunque viajamos  con cierta continuidad a Italia, no pensé nunca llegar a Dubrovnik, estaba en ‘la otra Europa’,en las Balcanes. Parecía más lejana.

Mi expectación de niño sin propinas, amén de adquirir algunas gollerías, se satisfacía con alcanzar la vereda de enfrente. Ahora bien, si como dije, no estaba en mi planes, aún cuando en mi entresueño intuía que, de hacerlo, en el casco de la civilización iliria de hace 2500 años, tendría la dicha de encontrar encofrada en un pañol la voz de mi propia historia.

Habiendo transcurrido medio siglo del tiempo en que Dubrovnik estuvo más acá de mí mismo, aunque muy lejos de la escoba de ramas de brezo, no ceso de ciar especulando qué podría originar que alguien, quienquiera que sea, se aventure en la vastedad del Adriático hasta llegar a las orillas de Dubrovnik.

Aunque el escritor dubrovnikés Luko Paljetak también pensó en ello, desde este lado del mundo, y sin ir en detrimento de lo escrito por Paljetak, puedo colegir otras variables:

 

1. porque fue un confeso fan de GOT y alguna vez, se imaginó caminando entre las laberínticas calles de King's Landing,

2. porque gracias a ese viaje en la próxima reunión con los socios del club podrá ufanarse comentando que estuvo de plácemes a las orillas del Adriático en «la otra Europa»

 o 3. va, porque como ya «conoció», pues estuvo, en la medida que «pasó» por Roma y por París —e incluso fue capaz de llegar a Estambul— pensó en un destino más excéntrico, uno que, aunque infrecuente, sume un check en su lista de lugares visitados menguando la férvida ansiedad de su cosmopolitismo de escaparate.


Creo que estas líneas son suficientes para que el lector consiga hacerse una idea acerca de la visión que tengo, y que, también, mantengo, con respecto a lo que se encuentra inmerso en el abominable negocio de la turistificación.

 En mi caso, si bien, cómo no, alguna vez la he padecido, ello está al margen de lo que experimentan los residentes de los países anfitriones: la pérdida de identidad cultural, el deterioro del medioambiente, la congestión en los servicios básicos, la congestión y privatización de los espacios públicos, la especulación inmobiliaria y el aumento de los costos de vivienda o los conflictos entre los actores implicados en esa «industria sin chimeneas». Pero, a decir verdad, mi confesa ojeriza concierne al «real interés» que motiva que un turista oficie como tal.

Recientemente, una influencer china fue multada por grabar en streaming cómo cocinaba y se comía un tiburón blanco; una pareja fue encarcelada por robar en 2021 vino valorado en 1,7 millones de dólares en el restaurante Atrio de Cáceres en el oeste de España; un grupo de turistas alemanes derribó una estatua de valor incalculable mientras ensayaba la pose perfecta para fotografiarse en Viggiù, cerca del lago de Como. Algunos de estos casos, en su momento, fueron ampliamente difundidos con el propósito de explicar el sentido de las recientes olas de protestas en contra del «turismo de masas» y que, en su momento, también fueron utilizadas por el periodista británico Greg Dickinson para definir apropiadamente el concepto de Overtourism.

 Al concluir nuestro viaje por tierras croatas decidimos «alejarnos» del indómito trajín que, sabíamos, implicaría («la vida de un turista es muy sacrificada», solía repetirnos mi amiga Johana) y, después de todas las cuitas de ese barullo, decidimos darnos una tregua y reposar unos días en el corazón de la Toscana.

En una visita que hicimos a la Casa di
Boccaccio, debido al cansancio acumulado por el frenesí de las distintas expediciones por tierras «balcánicas», me detuve un momento para conversar con una joven sienesa. Ella, una simpática estudiante de la Università degli Studi di Siena, trabajaba en la atención al público que visitaba la Casa di Boccaccio. Fue así que, entre dimes y diretes, me comentó sobre lo que presenció en una osteria en el Panzano in Chianti cuando un estadounidense, visiblemente molesto, se quejó de que la comida que servían no era auténtica, No era como la pizza que alguna vez había comido en su ciudad. Otro se quejó indignado. Nadie hablaba inglés. Exigió ser atendido en su idioma. Pero esto ocurrió «después». Una vez que llegamos a Dubrovnik, Marija, la guía, compartía con nosotros algo de todo lo que había significado para ella vivir las Guerras Yugoslavas.

—Cuando te dicen —comentaba casi a corazón abierto—que, en ese tiempo, muchos tuvimos que dormir sobre el piso mirando solamente las estrellas, la imagen, en sí, podría resultar lírica. Pero, un momento, «dormíamos sobre el piso», sin un techo que nos guarezca ante la inminente amenaza de un nuevo bombardeo y sin saber bien qué podríamos comer el día siguiente teniendo sólo unos cuantos centavos . Sus ojos parecieron anegar en lágrimas. Me emocionó.

 


Marija había abandonado el guion del discurso original. El grupo —en ese momento formábamos parte de uno—guardó silencio. Pareció compartir su sentir. El silencio también es elocuente. Sin embargo, esa magia se quebró súbitamente. Una mujer, quien parecía haber sustituido su último resquicio de piel por la plástica lozanía del bótox, puso fin a esos efímeros instantes de clímax. Entre empellones, dio un paso adelante, abriéndose entre el gentío, con la actitud de una potranca que parecía haber divisado a su padrillo. Así, muy decidida, ametralló a la sobreviviente.

— Qué lindo tu pantalón. ¿Dónde lo compraste? ¡Felicitaciones¡

La dubrovnikense, desconcertada, pareció acusar el golpe.

—En un almacén. Fue lo primero que encontré a la mano— y la pobre ya no supo cómo continuar el hilo de su sentido discurso. En ese momento la «turista», como ocurrió también en los casos anteriores, no respondía a una nacionalidad en particular, era simplemente eso: una «turista».

Yo no fui a Croacia por turismo. Fui porque, desde que pegué esa vista en la pared de adobe, siempre la llevé conmigo. Mi familia es originaria de Dubrovnik. Pétar, mi abuelo llegó al Perú a fines de los años 30 pero, tal vez, debido a su particular carácter, no encontró el tiempo que le exigía hablar de «su tierra» y, tal como comenté, tampoco mi padre, ni siquiera mientras se desarrollaban las sangrientas Guerras Yugoeslavas, razón por la cual la familia no pudo regresar a Dubrovnik, encontró el momento, y tal vez las palabras justas, para hablarnos de lo que para él representaba aquello que estaba ocurriendo.

Si bien escribí «particular» creo que hay aspectos del carácter que, a veces, aparecen registrados en la etimología. Estoy pensando propiamente en la palabra eslavos. El término "eslavo" proviene del latín medieval Slavus, que, a su vez, deriva de la palabra protoeslava slověninъ, que significa "persona que habla [la misma lengua]". En base a ello existe una teoría que relaciona esta raíz con la palabra slovo (palabra, habla), sugiriendo que "eslavo" significaría "el que habla [nuestra lengua] ".

Comento esto pues, pese a que, desde este lado del mundo, se piensa a los croatas y, a los habitantes de los pueblos eslavos como personas «frías», Croacia fue considerada por la revista Condé Nast Traveler como uno de los países más amigables de Europa. La forma de ser del croata está signada por la idiosincrasia del eslavo, es decir por un fuerte sentido de pertenencia, el cual se manifiesta a plenitud en la intimidad de una cofradía «entre quienes hablan su lengua», ajenos, como es el caso, al estridentismo y la grandilocuencia histriónica de los italianos


Por lo general, el croata se identifica con la cultura de Europa occidental e incluso hay quienes, después de haber fruncido el entrecejo ante el término «balcánico», por las connotaciones negativas, marca una distinción entre «ellos» y sus vecinos «del este» de Bosnia-Herzegovina, Montenegro y Serbia, es alguien quien, a primera vista, pareciera ser de carácter reservado. Pero, en la medida que uno supera esa impresión inicial, descubre que el croata, amén de hospitalario, es muy amigable y no sólo: su vinculación con el mundo se da a través de un particular sentido del humor, uno que podría recordarnos el tono del deadpan británico, pues, cuando un croata hace una broma no sonríe, permanece serio. Si se ríe de alguien es de sí mismo. Para un croata el sentido del humor posee la valía que los serbios confieren al Inat*. Pienso en la invención de la corbata como un atavío confeccionado con el propósito de que los sangrientos mercenarios croatas que llegaron a Francia en la segunda mitad del siglo XVII contratados por el rey Luis XIII para luchar por la causa real en la Guerra de los Treinta Años pudieran mostrarse como «caballeros confiables y probos». Sólo mediante el humor es que uno consigue explicarse cómo, después de las Guerras Yugoeslavas, hoy, en Croacia, puedan coexistir armónicamente las culturas centroeuropeas, mediterráneas y balcánicas, amén de las pequeñas comunidades conformadas por bosnios, húngaros, italianos, eslovenos, romaníes, albaneses, checos y alemanes.

Este aspecto ya puede vislumbrarse en Dubrovnik, donde las iglesias católicas conviven con una mezquita, una sinagoga y una capilla ortodoxa-serbia.

NON BENE PRO TOTO LIBERTAS VENDITUR AURO


Si bien figura en el Capítulo LVIII de El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra, la frase Non bene pro toto libertas venditur auro, es el lema que motivó la firma del Tratado de Zadar en 1358, el cual le puso fin a la guerra entre la República de Venecia y Hungría dando origen al surgimiento de la República de Ragusa di Dalmazia en el Reino de Yugoslavia. Desde 1918 conocemos ese lugar como Dubrovnik, nombre eslavo que deriva de la palabra dubrava, bosque de robles, aludiendo así a los árboles que, en ese entonces, cubrían el Monte Srd. Non bene pro toto libertas venditur auro reza la inscripción que se lee en la Fortaleza de Lovrijenac. Dicho recinto fue construido por los propios ciudadanos de Ragusa a principios del siglo XI en tan solo 3 meses con el fin de cautelar la ciudad del asedio de los venecianos, quienes incluso pretendían construir su propia fortaleza precisamente en ese lugar. Una vez que llegaron las tropas venecianas cargando con todos sus pertrechos se encontraron con esta imponente fortaleza, la misma que se siguió reforzando en un proceso que duró más de 300 años hasta culminar la obra en los albores del siglo XIV.

¿Cómo explicar esta «coincidencia» entre la inscripción que refulge en Lovrijenac y su aparición en el Capítulo LVIII de El ingenioso Hidalgo? 

La gallega Ángela Rodicio en el libro Dulcinium: el amor perdido de Cervantes cuenta que, tras la batalla de Lepanto, Miguel de Cervantes, fue hecho prisionero en 1571, por los corsarios montenegrinos. No estuvo preso sólo en Argel, de acuerdo a ciertas crónicas, sino también en Ulcinj, la antigua Dulcinium romana—Dolchiño para sus habitantes situada en la costa montenegrina, a 58 millas de Croacia. De acuerdo con Rodicio, Dulcinium fue el nombre que dio origen a uno de los personajes clave "Don Quijote de la Mancha": Dulcinea. Cuando Rodicio emprendió su periplo hacia las costas montenegrinas, no le costó mucho encontrar datos que documentan la presencia del escritor español, conocido como Servet por los lugareños, quienes relatan su cautiverio como algo que no admite duda, tanto así que incluso enseñan a los turistas su celda.

Según otra leyenda, Cervantes fue llevado a Berbería, lugar con la que los corsarios de Ulcinj tenían estrechos vínculos y tras cinco años de cautiverio, consiguió volver a casa, gracias a unos frailes españoles quienes pagaron quinientos táleros de oro por su liberación. A su regreso a España escribió el «Quijote » una historia sobre Dulcinea, qquien, muy probablemente fue una mujer de Ulcinj.


Actualmente, en el Stari Grad** de Ulcinj existe un busto de Servet. Su autor es un famoso escultor albanés de Tirana, Bujar Vani. Como en la política, en la literatura no hay coincidencias.

Pero volvamos a Dubrovnik. La primera impresión para quien llega a esta ciudad está imbricada con la impresión de que, a lo largo del tiempo, dicho lugar ya estaba infiltrado en nuestro imaginario, no sólo por las tomas que vimos de Dubrovnik como parte de King's Landing en Game of Thrones, donde La Fortaleza de Lovrijenac era La Fortaleza Roja en la capital de los Siete Reinos. Dicha impresión ya se manifestaba desde el rodaje de Fiddler on the Roof, película musical realizada al viejo estilo de Broadway por Norman Jewison en 1971, previa a los años dorados del turismo en Dubrovnik en los años ochenta, y, posteriormente, con la aparición de la ciudad en producciones más recientes como Doctor Who, ¡Mamma Mia! Here We Go Again o Episode VIII de Star Wars: The Last Jedi).

Esta sensación, desde que uno cruza el umbral de la Puerta de Pile y camina sobre el mármol pulido de la calle Stradun, la misma que atraviesa el corazón de todo el Stari Grad, se replica, y sigue replicándose, como si se tratara de la acometida de un incesante deja vu. La vívida impresión de haber visto alguna vez esto, aquello o eso otro, pareciera superponerse con cada una de las tallas medievales del Palacio del Rector, ante el delirio barroco con el que se construyó la Iglesia Patronal de la Ciudad, levantada en honor de Vlaho, Santo Patrono de Dubrovnik o incluso entre el profundo aroma a lavanda que se respira entre las rojas fresas silvestres, llegadas de Konavle, cuando uno visita el mercado al aire libre en la plaza Gundulić.


Pero, antes de emprender el viaje a las entrañas del Stari Grad lo más conveniente es recorrer las murallas de la ciudad. La historia de Dubrovnik también se escribió en el mar. Cada vista que se observa deslumbra como si cada una se luciera como un esplendente fotograma que, bajo un cielo de fuego y miel, parece decirnos que el tiempo nunca será suficiente para contemplarlas.

Al pie de las Murallas, después de cruzar la Puerta de Pile, en el lado derecho del Stradun, se encuentra la antigua farmacia del Monasterio Franciscano. La tradición popular cree que San Francisco de Asís alguna vez estuvo en Dubrovnik. Es bastante probable. La farmacia «Mala Braca» abrió sus puertas en 1317 junto con el monasterio franciscano, y en ese entonces, el puerto de Dubrovnik era una parada obligatoria para los barcos que transportaban a los peregrinos hacia la Tierra Santa.

«Mala Braca», originalmente atendía las necesidades propias de los monjes, pero con el tiempo abrió sus puertas al público. Pese a que no es la farmacia más antigua de Croacia , constituye una de las atracciones más visitadas en Dubrovnik. Tal vez se deba a su estratégica ubicación ya que su campanario resulta un magnífico punto de orientación si es que alguien se pierde entre las callejuelas del Stari Grad. La antigua farmacia, o más bien, la botica, se visita como museo. En el siglo XIV la botica fue un espacio en el cual la medicina se combinaba con la herboristería, y la ciencia farmacéutica propiamente dicha, y comprendía desde la preparación de los medicamentos hasta su dispensación y consejo al público sobre lo que les había sido administrado.


No alcancé a visitar Plaza de la Luža, Fuente de Onofrio, La Torre de la Campana, pero todo ello pareció dejar de ser importante en el momento en el que divisé muelle de Portoc y partí rumbo a Lokrum, una isla de apenas 2 kilómetros cuadrados. Amén de su condición de paraíso natural pues, entre los pavos reales asentados allí, «sinuosos como culebras, huidizos como los gatos y cautelosos como los búfalos viejos cuando vigilan los movimientos de sus enemigos» (Edward Charles Stuart Baker ) se encuentra su propia versión del «Mar Muerto», un lago pequeño y poco profundo (10 metros) de alta concentración salina que está conectado con el mar, y sin referirme a su exuberante floresta, fue la prolífica cantidad de mitos leyendas surgidas que consiguen suscitar apenas unas cuántas hectáreas.


Supe de La leyenda de la maldición de Lokrum, la misma que surgió cuando el general del ejército francés Auguste Marmont ordenó el cierre del Monasterio Benedictino y la inmediata expulsión de los frailes. Los monjes de Lokrum indignados, protestaron ya que en el legado del Conde Savin, y aún en contra de aquello de lo argüían sus herederos, se indicaba que el monasterio pertenecería a los monjes. Así, en medio de la vasta espesura de la noche, convenientemente ataviados y arrastrando consigo cadenas, dieron tres vueltas a la isla, cantando ceremoniosamente las ominosas palabras de la terrible maldición:"¡Quien reclame Lokrum para su propio placer personal será condenado!". Esto no fue suficiente. Los monjes abandonaron la isla que pasó a manos de una familia de aristócratas que no tardó en perder su fortuna. La isla fue vendida a una pareja que había visitado el lugar en 1859. Ellos remodelaron el antiguo monasterio para habitarlo construyendo preciosos senderos que se abrían en la fronda, trajeron esos hermosos pavos reales y bandadas de exóticos pericos provenientes de las Islas Canarias, mientras sembraban sendos jardines de rosas, lavanda y limones. Pero felicidad es efímera. Por diversas circunstancias debieron abandonar la isla. Una que, de acuerdo, a lo que narra otra leyenda, Ricardo Corazón de León, rey de Inglaterra, naufragó a su regreso de las Terceras Cruzadas en 1192. El Rey, agradecido, pues fue rescatado en la isla, prometió construir una iglesia en la isla, lo que, entonces, fue imposible, pero este fue el origen de la catedral de Dubrovnik. Y de Lokrum aún hay más, en el rodaje de Games of Thrones, en los jardines botánicos de la isla se grabaron las escenas de Qarth, donde Daenerys y su séquito asisten a una fiesta organizada por Xaro Xhoan Daxos.

Comencé afirmando que, aun cuando Dubrovnik, pareciera estar en un lugar fuera del mundo, rezaba para que se mantuviera viva. Ojalá pueda ser así. El Stari Grad se está desmoronando, razón por la cual la UNESCO amenazó con despojar a la ciudad de su estatus de Patrimonio Mundial debido a los embates ocasionados por la turistificación. Dubrovnik no se construyó para albergar a tanta gente. Hoy, cuando llueve, el contenido del alcantarillado medieval bajo Stradun se vierte por entre las alcantarillas y el suministro eléctrico es insuficiente para cubrir las necesidades de todos los restaurantes y para lo que requieren los equipos de aire acondicionado. Por esta razón en Dubrovnik ya no hay turismo de masas. 

El Ayuntamiento dispuso contadores de personas en cada punto de entrada y salida. En tiempo real se puede saber cuántas personas están en la ciudad en cada instante. También por ello, paulatinamente, se fue reduciendo el número de cruceros y se restringieron los alquileres en el casco antiguo recortándose en un 30 por ciento el número de mesas y sillas en los cafés al aire libre y en un 70 por ciento el número de puestos de souvenirs. La legislación nacional exigirá a los propietarios de departamentos en edificios el consentimiento del 80 por ciento de los demás residentes antes de poder alquilar su departamento. 



Mientras tanto, recientes noticias dan cuenta que el «Ministerio de Exteriores ha recomendado ‘posponer todos los viajes no esenciales a Serbia debido al trato inapropiado y arbitrario hacia los ciudadanos croatas’ y que, en caso de hallarse en suelo serbio y necesitarlo, contactar con la embajada de Croacia en Belgrado».

Dubrovnik no es Disneyland, felizmente. Pero, de existir un paraíso, es lo que más se le parece. Vuelvo después de muchos años sobre la imagen de Majka Bozja Bistricka le pido otra vez por Dubrovnik: «que exista para siempre».

Los fantasmas de Lovrijenac parecen decirnos que esto no es imposible.



 

* “Inat" (инат) es una palabra serbia que no tiene una traducción directa al español, pero se refiere a una actitud de terquedad, obstinación, o desafío, a menudo en contra de la adversidad o la autoridad.

**Centro histórico

*** La farmacia más antigua de Croacia se encuentra en la calle Kamenita 9, llamada "K crnom orlu" (El Águila Negra) y fue fundada en 1355 por Niccolo Alighieri, sobrino nieto de Dante, y está en funcionamiento desde entonces, ofreciendo, como «Mala Braca», medicamentos a base de plantas y mezclas preparadas por los propios farmacéuticos

 

 

 

DIEGO. L GARCÍA. LOS PÁJAROS DE LA CIUDAD (ALGUNAS IDEAS SOBRE LA ESCRITURA DE POESÍA)

 



                                          

Yo no sé nada sobre la conciencia.
                                                                             Solo intento enseñar a mis alumnos
                                                                                     a escuchar cantar a los pájaros
                                                                                                                       Suzuki Roshi

                                   
                                   …el vaivén cotidiano que sigue tejiendo la trama de los días
                                                                                      M. Blanchot, El espacio literario

 

1

Entre los apuntes que llevo juntando hace años acerca del quehacer poético, me encuentro en muchas ocasiones con la tensión entre hablar de “escritura” a modo general o puntualmente de “poesía”. Como si esto último no fuera algo tan concreto y requiriera de un desgranamiento hacia un exterior más flexible, contrapuesto a la imagen de una estantería ordenada por etiquetas y códigos de barra. Exagerando a penas un poco podría preguntarme si existe la “poesía”. Exagerando un poco menos, si el término interpreta todo lo que considero parte de su ámbito.

Aquella tensión tiene un fundamento teórico: en “De la obra al texto” (1971) Roland Barthes nos habla del “texto” como un estado donde el lenguaje está en funcionamiento y no en la biblioteca, mientras que la “obra” es el asunto cerrado, material. Ahí se pone interesante la cuestión: ¿puede el propio material mantenerse inestable? Versiones, notas, glosas, paréntesis pueden aportar en ciertos casos un amparo lingüístico para advertir al lector que las cosas no están saldadas (que, si la palabra representa la ausencia, también ha de representar un movimiento). Que lo que hay allí es un momento, un presente. Que esa “escritura” es capaz de actualizarse, todavía, una y otra vez.

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En esa masa conceptual, el “poema” es algo más que un mecanismo tradicional (mejor dicho, ancestral) en el cual el ritmo sostiene una carcasa más o menos connotativa. Le estaríamos agregando a ello al menos un plano más: el de la producción. Un artefacto que se hace, y no que está hecho. Ni siquiera está hecho para ser explicado.

3

Ya leyeron la cita sensacional de Suzuki Roshi (1904-1971). Veamos este cover: Yo no sé nada sobre la poesía. Solo intento enseñar a mis alumnos a escuchar cantar a los pájaros. No sé quién tradujo esa versión en español, pero continuemos alterando su melodía: Yo no sé nada sobre la poesía. Solo intento que lector se vaya a escuchar cantar a los pájaros. En esta última versión ya aparece una dirección, una interpretación de ese sintagma en el original (la saqué de Instagram así que tampoco podría hablar de original¬): no está “enseñando” (cita inicial) a escuchar el canto sino a escuchar cantar. El canto de los pájaros hubiera sido un lugar común que tan solo hubiera despertado la falacia de una verdad que se esconde justamente donde no se puede acceder, allí donde el código de los pájaros encriptaría por siempre la palabra divina. Es así que al enseñar (o al expulsar al lector hacia) lo intrascendente (no es nuestra esa conversación de aves, seamos claros) el texto / la poesía / la conciencia se vuelve una materia liviana. Es el primer paso para aproximarse a algo: que se trate de una sustancia para la que demos la talla.

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Si la conciencia es un terreno al que se accede despojado, libre de lo material, libre del saber dado, bien puede serlo también la poesía. Entonces, ir en pos de la disposición a escuchar aquello que habla de lo que no tenemos, de donde no estamos y de lo que no creemos es hablar de un acto cercano al quehacer poético. El aire lo comprende todo, el resto queda afuera del camino.

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Escucho “Spring is Here” por Bill Evans Trio en una playlist que tiene un título en un idioma oriental. Supongo que es coreano, hay formas circulares y formas ovaladas sobre los trazos angulares que no recuerdo haber visto ni en chino ni en japonés. No tengo miedo de escribir lo que desconozco (se aprende a evitar esa incomodidad y cuánto vale la pena). Lo hago adrede: un código aéreo como las notas que emergen del piano de Evans hacen que esta noche húmeda del conurbano bonaerense tenga otro color. El título y la descripción del video también: suman una imagen fija de un muelle y tres siluetas caminando; el agua brillante, todo en un tono azul pálido. La ciudad que me envuelve se acopla a ese disfraz durante este rato en el que escribo.

6

Que la fuerza motora del poema apunte a un lector que se aparte implica algunas aclaraciones: a) la literatura no es una tarea escolar; b) nadie tiene que hacer algo particularmente correcto con el poema; c) el poema no necesita al lector (y ahí, otra vez, la tensión barthesiana); d) el lector no necesita al poema; e) la apelación a un otro –mostrar/enseñar- es a empujarlo hacia los bordes.

 

7

Los bordes: mirar cantar a los pájaros / construir tu propio código de relación y experiencia.

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No un código de comprensión.

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En la playlist coreana justo aparecía en ese presente de escritura la canción “Spring is Here” (googleo: compuesta por Richard Rodgers, en 1938). Durante el último verano estuve traduciendo una selección de poemas de Dylan Thomas (uno de mis héroes) a la que titulé, tomándolo de uno de los textos, Aquí en esta primavera. Casualidad o no, vuelvo a esas imágenes dylanianas. El poema no vive más allá de su propio instante de acción, ya sea su escritura o su lectura. Y es siempre un nuevo poema. Cada primavera es de otros. De quienes la descubren por primera vez. Y así, a su vez, es un poco de nosotros –luego. Tras el silencio, diría Blanchot, la palabra intensifica la ausencia. Y si queremos apresar algo en ese espacio, caemos en lo que describe con belleza Jacques Derrida: el faux pas, el paso en falso que va al extremo pero sin dejarnos caer por completo afuera.

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La ciudad huele diferente cuando las chimeneas de las fábricas aprovechan la noche para lanzar sus desperdicios. Hay perros muertos de frío que husmean en bolsas colgadas en los postes de luz. Por la mañana podremos ir a “escuchar cantar a los pájaros”: veremos sus signos de plumas y patitas como ramas pobres, sus colores de abrigos gastados, sus frenéticas cabecitas sin paz. Así son por acá.

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Lo que nos expulsa en ese idilio es la escena prototípica, el paisaje oriental del jardín japonés, el ave espléndida en la rama florecida. Aquí en esta primavera el borde de la situación encarna otra conciencia: el poema no cumple ninguna expectativa y así amplía su continuidad. No solo hacia adelante sino para con la tradición.

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El poema es el vaivén cotidiano. Ni más ni menos. Una trama que continua, dialoga, explora y analiza su propio devenir. Por ello, también para este pequeño ensayo (ensayo y poema tienen acuerdos especiales con la mafia de los géneros) si la cita de Suzuki Roshi fuera apócrifa daría lo mismo. Porque decir “apócrifa” es decir “inventada”, “ficticia”, “creada”. ¿Y qué palabra puede dejar de serlo en este fluir de voces que buscan tan solo un instante de estrellato en la rama principal?

 

NERONESSA. TRAVESÍA DE UNA MENTE CÓSMICA EN UN AMBIENTE SUBURBANO




Me gustaría hablar un poco sobre algo que me han preguntado bastante y es la forma en que empleo el lenguaje en mi poesía y cuál es su relación con mi intención poética durante mi proceso creativo.

Generalmente cuando las personas me leen se encuentran con una estructura muy sobria, un lenguaje que me han descrito como codificado, rebosante de conceptos densos y enmarañados. No es fácil de tragar.

Sin embargo, mucha de mi poesía describe mis interacciones con los estímulos de la vida cotidiana como cualquier poesía urbana, solo utiliza un lenguaje distinto, una jerga desarrollada por un alma a la que le costaba trabajo expresarse en un ambiente social represivo y aprendió a comunicarse con el exterior como si fuera con círculos de maíz.  

La temática y el juego entre lo que oculto y lo que quiero dejar ver se evidencian en esta pieza sobre simplemente la carga emocional que me produjo alguna vez balancear mi ruleta de emociones durante una interacción social:

 

Dosis

 

Un solo humano cuadra:

ya mis tactos se quieren arrancar,

disimulados en la noción del mimbre.

El solo humano abarca

ciñe un tornado de marfil en inyección,

le rebosan aires olímpicos para soplar horas-por-tacto

sin que un toque sea la olimpiada de la corteza ordinaria.

si pudiera ser elástico

como la vagina de moler

mi tacto rústico

mi tumor de tactos.

nabos

tetraédricos

tan moños de nodriza.

rinocerontes duros, sicodélicos son mis tactos;

el unicornio en capa sanguínea.

nos hemos extraviado

inmoderado, descarrilado tacto:

Gemido de la membrana,

ópera de la célula,

Caballo tacto que relincha.

 

Otra muestra de piezas que son sumamente cotidianas es este poema menstrual:

 

Cíclico

Por su aroma sujeté a Mercurio al traspasarme la cerviz
Al rodar enamorando los mártires de la gloria permanente.
Contuve el astro hasta desprenderse de las lianas del chakra
Cuando dejó pantanos de rebelión en las losetas
sodoma histérica en mis conversaciones!
Anémicos, gajos de fuego,
Perdigones del aliento de Dios
(Él quiere soldar un caldo de carnes)
Que circulan la tráquea de la puntualidad.
Pujo telaraña hacia la boca de la existencia
que aletea entraña en sus labios como un colibrí,
que se entrecierra como entrecerrar un ojo
para escupir los arcoíris entumecidos.
Ese ojo pestañea sus bostezos de sangre
Un salpicadero de revolución ciclotímica se constituye en carabina
de una cripta-dispara-muertos.
Triste la pobre espina entre el pulmón de los pétalos!
Te juro que solo vomito milagros hasta el amanecer.

Así, los trabajos de mis libros El Volcán de la Matriz Electro-elástica y La Estirpe de las Gárgolas se tratan de la travesía de una mente cósmica y sin límites en un ambiente suburbano, coercitivo y fanático.

Al yo asumir ese ángulo lingüístico para poder abrazar esa perspectiva sin restricciones de filtrar la realidad a través de la cosmicidad de mi mente es que se combinan:

  • El estímulo primario y la reacción (estimulo físico/emocional/espiritual
  • Los preconceptos, valores y las nuevas epifanías
  • La riqueza cromática del ruido exterior

El ruido exterior es en realidad el verdadero sazón de mi poesía. Ese ajinomoto que lanza chispas al cerebro con su neurotoxicidad. Ese sabor umami impredecible que me empapa la mente cuando logro abrir la conciencia y los sentidos a traducir los mensajes no verbales. Dicen que cuando un artista está creando necesariamente tiene que salirse de sí mismo y convertirse en un túnel, en un médium. Debe desactivar la parte del cerebro que lo hace consciente de sí mismo, para convertirse en una vasija de fluidos cósmico-orgásmicos que navega la galaxia creativa en piloto automático.

Y tratar de encontrarte a ti mismo en ese estado sin perder la conexión “electro-elástica” o mejor dicho, tratar de mantener la conexión existencial al mismo tiempo que conectas el tercer ojo creativo, es como tratar de mirarte a ti mismo volteando la cabeza muy rápido, o como tratar de agarrar un globo con las manos llenas de jabón, o mejor aún, como cantar el himno nacional mientras estas teniendo un orgasmo. Es al mismo tiempo inútil (pointless) e inoportuno.

Ese espacio sagrado, sin prejuicios, sin géneros, sin leyes físicas ni restricciones corpóreas. Como lo describo en mi poema “Seres espirituales”:

es un solo hueso rojo de una étnica laringe,
incolora, incorpórea, gelatinosamente psíquica.



















Es en este estado pseudo-astral en el que he podido incluso obtener profecías para mi vida mediante mi poesía. El poema “Vinculo de monopétalos” fue escrito a mis 15 años para describir episodios cruciales que acontecerían 10 años después:

 

Vínculo de Monopétalos

Entre los trigos negros mis neuronas están esparcidas; entre jaspes de carbón, contorneadas por la granizada de labios, asidas a una pelvis de cuarzo que gotea.

Florecen desconociendo el barro al que miman mis raíces.

Quiso que fuese cómodo,

así que eructé un cama de hojas de romero ortopédico.

Quiso que fuese cálido,

así que inyecté petróleo a mi útero y le invité a irrumpir en mi siesta como todos los días.

La placenta está ungida y aceitada borbotea vaporizando la sangre.

Dejé que la carne se propagara arropando mi corazón hueco.

se sirvió de mi candor y bebió de mis pulmones.

se adueñó de mis huesos como escaleras

que llevan a embriaguez miope.

Quiso que fuese espumoso,

igualmente embalsamé en glicerina mis espigas pero igual fueron segadas

por una barba de clavos.

Todo fue disecado por tu aliento herrumbroso.

Constantemente ignoras la nube de avena bajo la cual te desvestías,

y lo cierto es que el cereal es espeso, a veces se burla chorreando avellanas.

solo a veces condensa besos que se aglomeran por momentos;

como la sal sordomuda en un útero de venganza.

Y para entrar en ese espacio el ingrediente más imprescindible, en mi humilde opinión,  es el ocio. El ocio es tan importante para mí que está presente en muchos de mis poemas.

 

“El ocio cráter”

En las tardes de este techo de acupunturas el sol adquiere tanta hambre de los hombres/ y come.

se come las viejas en celo, come los sodios las piernas y los cuellos dejando como unigénito al sudor;

las caderas se vuelven en arroz de tanto esperar, hasta que solo soy el aire lechoso de apéndices verdes e infectado.

Como palmas estáticas los crepúsculos son canelas estáticas

Las especias flotaron bajo el camino angosto de las nubes como lápidas de un cielo aburrido con el piso de los aguaceros estrechos,

aguados/ atascados, estáticos.

Las tardes flotaron con la cara enlodada, en retazos de cera cuando tropezaba el sol

¿En qué locomotoras llegaron los versos a mis paredes patéticas? cuando la única vía era en mi cabeza el degolladero de la demora, y en la demora no reposan rieles ni paredes

jamás hay paredes cuando se agota el espíritu, nunca se inventan paredes espirituales.

En los días enteros sin tener oxígeno fuera del cántaro rumiando mis inspiraciones,

mis ensimismamientos semi-gusarapos-semi-divinos, a veces hasta el tope de ser mera fruta sumisa ser cuchillo y batallar estrofas de carnes y rocas que se han abierto para dejarme satisfacer, respirar reconfortante

opio de sílabas, inhalar la armonía de las orquídeas en la boca de las boas y calidez que emanan entre líneas; y a veces pienso que se pierde todo el conocimiento

de las antítesis y los debates cuando se encuentra la paz.

Por eso cuando veo la oscuridad inmensa, no creo en la luz.

Por eso cuando siento la desnudez sublime, los trapos alcanzan la marea, y la escoltan.

 

Otro poema sobre el ocio:

 

“Posteridad Ascendente”

 

Ya eyaculamos en los sueños el catarro para con el manar mantenerlos crudos y erizados.

El guante astral nos enmaraña en su combustión espontánea, brincando el carrete de plata del Hércules devorado, los cinco abismos de abolición peregrinando mi materia gris.

Del espíritu las llaves se prostituyen sin estratagema aliento es el serafín errante: con un soplo las puertas del papiro se traducen recién nacidas en este geométrico amanecer de las razones, conjugándose en el calambre de nuestra intimidad espiada, en la mermelada carmesí de la conciencia colectiva; médula va a atiborrar nuestras sangres.

integrando asimétricas células troncales al desplazarse los microbios en las carreteras de otro plano ultra condescendiente, mezclando el ritmo sustituido de las zanjas del espíritu.

Para llegar a esta fase es que desmayo estas horas rascacielas. Me maquino esta sobredosis paranormal por deseo y vicio, a veces solo me late con chispa propia la otra aurícula extrasensoria. Confieso su microcosmos adictivo que recicla mi seso.

Mis sueños son camellos de óleo perpetuo, me complace recoger del estiércol el enigma. Los soles que cabalgan son mis letargos lícitos.

su volumen esponjoso se dilata amortiguando mis días.

 

Volviendo al éxtasis creativo, en el que tú ya no eres tú, sino que tus músculos y neuronas están prestados para cumplir un propósito ulterior, del que tú todavía no puedes ver el final, es en mi opinión, la adicción que compartimos todos los humildes servidores del arte.  Esta adicción funciona como una calle de dos vías. Nos extasiamos cuando producimos y nos extasiamos cuando consumimos un discurso que enciende tanto nuestro hemisferio derecho que sus efectos llegan hasta la amígdala, esa que enciende la pasión.

Con esto respondo la pregunta, ¿de dónde vengo? ¿Cuál es mi intención poética? Yo lo defino  como un culto a lo “inagarrable”. Una descripción que cómicamente coincide con todas las religiones del mundo.  

Uno de los valores más arraigados que tengo es hacer las cosas con propósito. Por eso quiero expresar que a veces siento que peco, al utilizar mi plataforma de una manera egoísta.  En realidad, todo lo demás que hago, a diferencia de la poesía se trata de contribuir, de re-pagar al planeta como la optimista irremediable que soy. Aunque sí he logrado hacer críticas sociales con algunos de mis poemas como:

 

“Humanidad”

 

Gente: carne que comercia carne,

-prescripción de bistec para sedar un vacío-

o en las avenidas de oxígenos vitrales que espolean los argumentos de las razones decorosas.

Logia de catetos -en antifaz-Esporas (caducifolias,

de corola absorta en la vulva de la cirrosis)

Músculos de fango

(en crepúsculo debido al péndulo de licor);

Caterva de tripas/ musgo/ sátira, filamentos de azófar y ovillo pasmado.

Gente: hipnosis e inercia.

Yo conocí las etnias roedoras que husmean de todas las palabras un pellejo y de los ladrillos las sortijas de aire.

De entre de los estuches de épocas he rociado un alma, de lemas piadosos. Yo me fusioné con ritmo de camaleón entre la cartografía del disfraz de humano,

para olfatear algún sebo que reaparece de las mazorcas del tiempo,

para al final sentir que ya no existen sentimientos, tan solo ondas de dispersión con olor (bajo) a borugas que algún día nos embestirán a mordidas, como los terneros a las idénticas borlas en el forraje de las eras.

Para observar cómo se arroja a los cables la pócima de limpiar sarna con sangre, y las líneas de conexión se desintegren con su agrura, fragmentando la electricidad a las galaxias creadas por los humos de un tabaco

que juega a nazareno.

Anticipando el comienzo del remate, donde será condenado el conocimiento de la sublimidad y sublime la comprensión de la condena.

Es para que conozcas, que intentaran preñarte groseramente de los embriones de cualquier parábola que transmite las señales de ausencia y solo geomorfológica distancia,

enrollando lágrimas blanquecinas del sueño húmedo de Freud para rellenar tus corpiños sucios, los cuartos de los mercados de tu infancia, y los huevos de tus pisadas;

ignorando que fecundarás ortodoxias y pies de ojos que no asistirán al Armagedón nervioso,

y oídos que no se enterarán del matinée apocalíptico ambulante, boca incapaz de interrogar otra moral autista venida al mundo sin el talón de la angustia, el resentimiento, y la matriz carroñera de miradas y frases de carne.

Aun así, la poesía es mi hábito más egoísta, mi secreto jugoso. Mi desafío como artista es en lo adelante poder incorporar la pasión poética-orgásmica con la pasión del propósito ético-devocional, sin correr el riesgo de querer agarrar la vejiga resbalosa y en el intento correr el riesgo de perder la esencia “electro-elástica”.